domingo, diciembre 30, 2007
Último texto de EN LA PIZARRA UN POEMA
Solentiname. NICARAGUA
Todo se resume en ser mirada:
los nombres, tenaces atavíos,
amores de palabras nocturnas
-esos amores equivocados
con peligrosas palabras dulces-,
jornadas sucediéndose iguales
para que no se rompa una ciega
ilusión de lo eterno.
En ser mirada, en ser rescatada
sin asegurarme la alegría;
ser mirada, ser escogida
de entre la indistinción, de entre mezclas
fugaces…
Porque los dioses, cuando me miran,
no se están obligando, no juran
dádivas, no me ofrecen confianzas.
Sólo me despiertan,
Sólo me revelan.
lunes, diciembre 24, 2007
En la pizarra un poema XII
A la sombra. Un modo especial
de la espera, de la lectura,
de la conversación.
A la sombra el aire regala
un tacto que los adversarios,
esos guerreros de canícula,
no aciertan a hendir con sus armas.
Una demora, un estar tácitos
de acuerdo con el mediodía.
Una demora porque todo
es prescindible, porque nada
salvo medir lo vivo como
un hurtarlo a la muerte, puede
molestar.
Tal vez abanicarse,
espantar con la mano moscas
que conocen del tiempo más
que nosotros.
A la sombra. Donde las mesas
de trabajo se han transformado
en uso de las confidencias.
Donde esperar supone
burlarse del calor,
estar a salvo.
sábado, diciembre 15, 2007
En la pizarra un poema XI
Koula. MALI
Va fluyendo un relato del agua primero tímido, olfateado por las gacelas cuando corría subterráneo, más escondido aún que los enemigos.
Después humilde pero salvaje mana, emerge desde la callada soledad de los lentos estratos, y en su argumento habla de un tesoro de huesos dorados, de jardines sumidos en la luz interior de los deseos.
Y si lo escuchas, si ese relato llega a ti fresco de transparencia y tú lo bebes y se reparte por tu cuerpo hasta los suaves vértices de tu temblor, hasta ese misterio de tu espíritu, perteneces entonces al lugar de los habitantes que vivieron con alas, y comprendes que nada muere en ti, que has escuchado el cántico de los primeros adoradores de la vida: cuando era muy joven cualquier día del año y la historia no era más que una sutil sonrisa de saludo.
domingo, diciembre 09, 2007
En la pizarra un poema XI
Koula. MALI
Lejos de la música otra música
del cubrir, del concentrarse en hilos
que luego separan el pudor
de la arena.
Entre tanto, sosegadamente
como cachorros de leopardo
después de su comida, ellos miran
algo cautelosos, algo quietos.
Y muy cerca la tierra está hilando
confiada.
Es esa música, es esa calma.
domingo, diciembre 02, 2007
En la pizarra un poema X
Totonicapán. GUATEMALA
Dulce fruto, pequeños mordisquitos que daría
a la joya de la pulpa recogiendo estaciones,
orillas con libélulas del tamaño de un beso.
Concentrarse
consiste en ir comiendo muy despacio
no sólo de carne nutritiva, no sólo zumo
luminoso. Seriamente sumirse en la delicia,
mirar a los caimanes que pasan de largo, oír
a los muertos
cantar las viejas canciones de guerra.
Paladear con lentitud y ser la envidia ácida
de los limones de nombre perdido y los tomates
con sus semillas a punto de revelar estrellas.
Dulce fruto, sajo de lunabella sonrosada.
La seriedad
consiste en no me observes más y sigue
tu camino
buscando lo que aún queda del rastro de tu amor.
lunes, noviembre 26, 2007
En la pizarra un poema IX
Ciudad de Guatemala. GUATEMALA
Si preguntas al viento de verano dice
carcajadas de islas donde crecen los magos.
En nada es destierro, todo es la ligereza
de estar presente, de acudir a la alegría
que no asegura ni siquiera su aleteo,
que ni siquiera corresponde a su promesa.
Si preguntas al viento de verano dice:
me desdibujo de tanto desear ir
a los dientes de leche, a mulliditas nucas
que los magos tienen con seis años e isleños.
Ahí la costa no asolada, la dulcísima
playa
de jugar al viento, de ser de una materia
semejante a las nubes, al carey de azúcar,
a los enigmas.
Si preguntas al viento de verano dice
pero sólo ámalo,
sólo acepta sus carcajadas de canela.
viernes, noviembre 23, 2007
En la pizarra un poema. INVITACIÓN
domingo, noviembre 18, 2007
En la pizarra un poema VIII
Ciudad de Guatemala. GUATEMALA
En cualquier lugar se reúnen
los dioses
para asemejarse a secretos,
para que las risitas cómplices,
para regalarme tu cinta,
para entretenerme con lente-
juelas
miste-
riosas
diaman-
tinas,
para que cualquier libro cuente
y para lo tranquilo
y para lo adorado.
En cualquier lugar se reúnen
los dioses,
y aunque se peinen con coletas
y pasen desapercibidos,
para decidir si continúa
girando
el
sol
entre
los
árboles.
domingo, noviembre 11, 2007
jueves, noviembre 01, 2007
En la pizarra un poema VI
Tirina (Bolivia)
Entre un dedo y el otro la esmeralda del país
de los jaguares alados. Pero ante esa sonrisa
me doy por vencida, grito bajito para no
despertar a los huracanes, tiemblo, y la importancia
de estar abrigada, estar querida, estar recordada,
es un trozo de vidrio que el agua ha pulido así,
así, rítmica.
Detrás de ti las caracolas de los viejos dioses,
el fragor de unas piedras talladas en carne viva,
el silbido que las flechas gustan de repetir…
detrás de ti la devastación y sus crucifijos.
El guijarro diminuto canta entre un dedo y otro
pero ante esa sonrisa los jaguares se adormilan
a mi lado.
Y, si les inventas un nombre, que el niño se llame
Merlín.
sábado, octubre 27, 2007
En la pizarra un poema V
Tirina (Bolivia)
Para salir en la mañana
a comprar
-o tú, desde lejos,
lumbre primera, si me escuchas
reuniré la hechicería
de los mirlos-
o para encontrarse
con cereal propicio, telas
multicolores y los ramos
de gladiolos y esterlicias
-si tú me miras creceré,
daré calor, convocaré
a las hormigas de la suerte-
Para salir en la mañana
a vivir, a medir el lado
blando de lo manso: pequeños
caprichos no son más que un lazo,
un tazón de azúcar sin cáscara,
oler el aire en la carita
del niño, y arrullarlo, hacerlo
de vainilla…
-tú, desde lejos, aproxímate,
sal del secreto de las conchas,
ven conmigo, plural exacto
de la espera-
Para salir en la mañana
y conversar con las mujeres
de obsidiana preciosa
-o tú,
cuando desanudas la niebla,
cuando la mañana favorece
a los callados-
domingo, octubre 21, 2007
En la pizarra un poema IV
Laraty (Bolivia)
Ni el frío que el engaño trama
sobre la sencillez, ni sombras,
ni filos,
ni látigos,
ni el trabajo de sol a sol
sobre los hombros suaves, sobre
la muerte.
En una escuela se desliza
el tiempo sin desasosiego,
puede, incluso, ralentizarse
entre el mediodía del fútbol
y la certeza de una comida
nutritiva. Puede jugar
a no ser tiempo y ni el engaño
del cuño de los opresores,
ni una tela violenta yendo
y viniendo
saben detener las semillas.
Esta mañana nos entrega
la luz,
el secreto que resucita
a los relojes.
lunes, octubre 15, 2007
En la pizarra un poema III
San Julián. BOLIVIA
Hola, les digo,
y ellas me han respondido
mostrándome una pluma
de sus alas,
ésas que se desdoblan
si alguien ríe.
Estamos esperando
a que pase el perfume
del amor.
Hoy hemos aprendido
a ser muy desatentas
con los monstruos.
Hola, repito,
¿habéis visto pasar
a mi amor invisible?
Estamos esperando
al aire diferente,
alguien nos ha descrito
su claridad.
Hola y hola, decidme,
¿habéis visto volar
a mi amor desde el agua?
Era un pez plateado,
no se dejaba
tocar… un pez burlón.
Decidle que le busco.
Retenedlo en las plumas.
Decidle, sí, decidle.
lunes, octubre 08, 2007
En la pizarra un poema II
San Julián. BOLIVIA
Para que la palabra ruede
hasta los libros misteriosos
donde Padre Punchau escribe
la razón de los días,
la vida que nos vive.
Para que la palabra siempre
llame. Padre Punchau nos hizo
de un barro de palabras,
nos pronunció, nos rescató
de anfibios, nos secó despacio,
vocalizó los nombres,
nos separó del viento.
Para que ruede y ruede, aroma
de palabras, vieja sangre
lustral… trabajos de vivir
que nos escriben.
miércoles, octubre 03, 2007
En la pizarra un poema. I
EN LA PIZARRA UN POEMA se editó en el pasado mayo y se presentará, probablemente, durante el próximo noviembre.
El poeta Jesús Pino y yo hemos escrito este libro que es , ante todo, una celebración de los quince años de una Ongd de mi ciudad, Escuelas para el mundo.
La estructura es sencilla: fotografías de los distintos viajes a los países donde se desarrollan los proyectos de esta organización no gubernamental y, como compañía, textos poéticos de Jesús y míos. El libro se cierra con poemas escritos por niños nicaragüenses, seleccionados del libro de Poesía Campesina Actual de Solentiname, publicado en el año 2006.
Sólo aparecerán en el blog los poemas del libro escritos por mí, con su correspondiente fotografía. Todas las imágenes son propiedad de Escuelas para el Mundo
Y, como se verá, se han elegido fotografías no siempre referidas directamente a los proyectos relacionados con la educación; su entorno, los rostros, el color... también son el aliento de los mismos.
Los temas musicales son piezas recogidas de algunos álbumes del sello Narada, y de sus diferentes compositores e intérpretes.
Bou Lanouar. Mauritania
Vienen desde lejos.
¿De qué ciudad oculta vienen?
¿De qué grieta,
por donde supo el agua huir
bajo la arena, vienen?
Con la memoria de un jardín
se acercan. Con puntas de flechas
de otros hombres dormidos,
con mapas de rutas de polvo,
esos itinerarios
que en la noche
sólo son estrellas y frío
y, en la tierra, nadie.
Vienen… ¿vendrán a nuestro encuentro
con la canción que se regala
a los viajeros
como una piedrecilla azul
de la alegría?
¿Vienen para acercarse y mientras
vienen se les ha adelantado
su sonrisa?
Son casi un espejismo ellos
que vienen o van…
¿Será que van después de darnos
su tesoro, después del beso,
la piedrecilla?
¿Regresan al jardín del año
de las flechas de sílex, vuelven
a la residencia del agua,
al envés del tiempo,
a la primera voz
de las estrellas?
sábado, septiembre 29, 2007
Poemas desde el puente. Sargas, último poema
V
Azul de sarga o bermellón
con sienas.
Como se dispone
Pablo a la soledad
de su brazo ordenando tarros,
su ojo en el perfil de un objeto
cercano a la revelación,
así el día pinta su urdimbre
después de la lluvia:
penetran
los colores hasta el momento
de respirar, hasta la puerta
de par en par del mediodía;
sube la intensidad de tonos
que frecuentan los mirlos; tal
progresión de una gracia en calma
alisa la concha del mundo,
aseda piedras donde estuvo
un hombre.
Vuelve a llover, cualquier recuerdo
es hondo
y pastoso
como el índigo extraño al mar,
como el ocre que se encabalga
hacia La Sisla.
Pablo sabe
qué poco necesita el campo
para erguirse de tumbas, sabe
la diferencia de la niebla,
y al tocar la sarga, al mirar
las nucas de hilo,
crece una respuesta precisa,
ésa aromada del hinojo,
la que sonríe misteriosa
como Pablo Sanguino.
domingo, septiembre 23, 2007
Poemas desde el Puente. Sargas IV
IV
La piel es transparente, piel
de carne cruzada por viento.
Trazo fino porque la piel
de carne carece de lastre,
porque la carne sólo es sombra,
porque el tejido que reviste
la piel trama un cuerpo soñado,
entela,
cubre, da volumen, sostiene.
Cuerpo invisible con sus labios,
con su gesto,
con su quebrantada postura.
Carne de cuerpo para ser
tocada, rescatada desde
su desconocimiento
y capturada para ser
amada.
Transparencia de piel que trae
un deseo.
miércoles, septiembre 19, 2007
Poemas desde el Puente.Sargas III
III
Apesadumbrada extrañeza,
después se remansa en su viejo
secreto de estar al margen,
de estar alejado del triunfo
o del futuro. Hombre callado,
hombre que podría ser una
mujer, un oso de los bosques
agotando la precisión
de las abejas, la mujer
herida, el hombre golpeando
su frente contra los metales.
Sutil, lenta la mano. El dedo
índice quizá marca el tramo
del espanto o quizá mirar
nos deja sin palabras y hay
que meter la uña entre los labios
y arrancar palabras de sangre...
O, tal vez, el hombre pregunta
o es la mujer quien se ha llevado
látigos a la espalda. Calla
la extrañeza.
Callan en la piedra de atrás
los signos. Repiten constancias
del destierro
y callan.
miércoles, septiembre 12, 2007
Poemas desde el puente. Sargas I y II
I
La urdimbre del lienzo devora
cualquier argumento apacible.
En la mañana de verano,
detrás de los rostros, de sedas,
de las columnas de mosquitos,
un viejo dolor se reúne
con las sombras: trama otra vez
sobre la ciudad su tormento,
sobre la ciudad, la tristeza
de historias enquistadas entre
las soldaduras de las piedras.
II
En la lluvia la mano sabe
llevar el olor a humedad
hasta las cajas de huesos,
desechadas cajas de música
donde están plegadas palabras
olvidadizas. Hace tiempo
que no escucho danzar a niñas
envenenando el aire tibio
con su melodía de gestos
de amor. Hace tiempo de toda
la ternura.
La mano mojada, la mano
grande separando a la lluvia
de los augurios, a la lluvia
de por qué ya no me deseas,
por qué me he convertido en invi-
sible.
Esta lluvia de mayo forma
regueritos que cruzan bajo
las despedidas y alcanzan
cimientos con cajas de música,
con huesos verdes de la pena.
Hay niñas fantasmas mojadas
jugando con rótulas. Dan
a los cristales y detienen
el día. Y aplacan el polvo.
jueves, septiembre 06, 2007
Poemas desde el puente. Platos y bandejas de la serie Puente III
III Superficies
¿Qué pájaro habita en la alisada
textura de la melancolía?
El brillo
toma el recuerdo de un vaso blanco
de la infancia, una temperatura
blanca, muy tersa, apenas con nidos
que el pájaro feliz fue dejando.
Contrasta con el brillo del hielo,
con la parte blanca del grabado
(o gris)
del ángel. Durero conocía
el modo de escapar de los niños.
Paso la mano sobre el presente
de la transparencia, y delicados
fantasmas y pastelitos para
las bandejas de la fiesta en junio…
Paso la mano por el instante
que el tiempo respeta aleteando
como un pájaro.
Después caerá el blanco
y se hará añicos.
Le diré a Pablo que guarde arcilla
y cristal
y el agua
y un exquisito tacto
porque
vienen días de pájaros yéndose,
de blancogrises ángeles sin
sueño.
miércoles, agosto 29, 2007
Poemas desde el Puente, Platos y bandejas de la serie Puente II
II Colores
- Cobalto
Ahora se despejan las nubes.
Un aire frío, con los últimos
gatos de hielo.
Continúo
pidiéndote:
mírame.
Si supiera tocarte, mayo
desnudaría su sexo azul
-como Krisnha con Rhada, ansiando
ella, él dibujando una música-,
mayo lo mancharía todo,
tinta, casi escritura tuya
pronunciando
Nairamarina.
Lo mancharía todo: gozo,
-por fin si me miras y puedo
tocarte- más gozo, más dios
zarco, vinoso dulce,
ebrio de ti y de mí.
Y desnudaría mi sexo.
Estoy hecha de la flor de acacia,
mánchame el blanco,
sumérgeme.
- Antimonio
Melancólico bordear
de ajenos signos donde nunca
te besan, donde siempre son
los otros quienes se envenenan
de sonrisas, de pulpas ar-
dientes como frutas en islas
cegadoras.
Una transparencia amarilla
de envidia lenta y de maneras
elegantes al renunciar
a una muerte transida en gozo,
el único aniquilamiento
que florece.
Ciertos trazos delatan, ciertos
bordes de ausencia, bordes lisos
a fuerza de sal.
En el amarillo no se oyen
gritos. Suele ser silenciosa
esta actitud: vivir aparte,
residir en la orilla.
- Cobre
Si marca el óvalo de los rostros
que permanecen en la pregunta
sin descanso, distantes de tanto
caer, mayo viene demasiado
cálido y desmenuza la piel
de los puentes y se balancea
en la enloquecida indiferencia
de los vencejos.
En mejillas distintas se intuye:
sólo es un trazo, sólo un vestigio
del tiempo ocupado por la savia
voraz de las caricias, un rastro
de abanicos carnívoros, cloro-
fila espesa dentro de la boca
cuando nos besábamos y nunca
acababa la humedad y nunca
necesité conocer tu nombre.
Y las cejas, o la nariz de otras
caras son eso, verdes, son carne
de lo que crece entre la alegría
y el quebranto, son de verdinosa
despedida,
más que semblantes, el recorrido
de las orugas intoxicadas
por los álamos.
En esa muda presencia mayo
acaece con su verdadera
respuesta.
No tiene palabras. Los vencejos
se envician también de un vuelo verde.
- Manganeso
Desvío la mirada en la tarde
de las separaciones. Propongo
a la temperatura que mueve
el pelo de la siesta canciones
viejísimas de no atormentarse.
Queda poco en el dibujo. Vuelvo
al negro, no como señales
de la pena sino que el perfil
oscuro apetece, finas líneas
marcando lo importante, silencio.
Por una vez quiero apaciguar
eso que vendrá seguro y filo
y adiós y vaciado y ausencia.
Lenta paso el dedo por el ángulo
del instante. Así el tiempo claudica.
Así está tranquila la mirada.
Y, más allá, una sutil destreza
en el movimiento de muñeca
que el ceramista refina para
atrapar golondrinas
en los ojos del Puente.
miércoles, agosto 22, 2007
Poemas desde el Puente.Platos y bandejas de la serie PUENTE I
Si me nacen crías de gato
en el cobijo del alféizar
pensaré en la melancolía
que pule estas arcillas donde
me reflejo:
breves bolitas
todavía ciegas, ajenas,
pura necesidad, tiránicas
demandadoras del instinto.
No da tiempo a imaginar gestos
distantes, apesadumbrados
y con un cierto misterio bello
en el trazo de su mirada.
Los rostros. Las renuncias.
Oigo
el pequeñísimo gemido;
es tan rotundo que podría
agrietar los diques del mar
de la tristeza y todo en sal
se alzara,
y nada el pensamiento,
nada sentir,
sólo Zoé,
y sólo sola.
jueves, agosto 16, 2007
Poemas desde el Puente.Tres platos de la serie Pájaros III
Tres platos de la serie Pájaros III
Si fuera hierba y tú la tibieza
del agua oscura. Todo mi cuerpo:
movimiento del tornasol del verde
hacia la gruesa gota exquisita
de índigo que tu labio me muestra.
Si aprendiera a volar y tuviera
el aire amarillo de tu rostro,
me dirigiera como un instinto
o dardo en la atmósfera
del planeta donde morir…¿ qué
palabra es palabra sino abrazo?
Y fuera por los arcos del puente
y viniera trayéndote briznas
rojas de los que enseñan heridas
igual que el sabor de las granadas.
Si esa palabra mía vidriara
pedazos de comida del plato,
o tus secretos fibrosos o
aprendiera a volar y del nido
del miedo empujara huevecillos
tristes como hace el cuco.
Y fuese verde en ti, deslizara
mi cabeza y mi vientre y mi sexo
al agua del añil amoroso.
Y me cruzara, me detuviera
en el instante de recibirme,
de incorporarme en ti, de perder
todo.
sábado, agosto 11, 2007
Poemas desde el Puente.Tres platos de la serie Pájaros II
Tres platos de la serie Pájaros II
Pájaro transido ajeno al mundo,
pequeño arbusto acechado de agua.
Cuánta sed, cuánta, es tantísima
que me doy en la frente con el plato
y lo muerdo por si dulce hubiera
ese regalo, sonrisa tuya
lejos.
Absurdamente
enamorada lejos te miro, fuera
del mundo.
Acaecen los crímenes, locas
noticias
-qué peligrosa es la primavera
para la soledad-
y si me vieras con esta fuerza
ajena a todo, pájara ajena,
un aliso imposible ahogado
de agua. Cuánta, cuánta es la sed, cuánto
cielo en tus ojos para volar,
qué lejos.
martes, agosto 07, 2007
Poemas desde El Puente. Tres platos de la serie Pájaros I
Para acompañar a las imágenes y la palabra un compositor que también me es muy cercano:Heitor Villa-Lobos.
Los poemas están agrupados según el orden con el que presenta su obra el propio Pablo Sanguino.
Tres platos de la serie Pájaros I
El gesto me nace de una arteria
que pregunta por qué no me miras.
Soy de la tierra donde los nidos
se posesionan del corazón
urgente, y no voy a cambiar.
Salgo
furiosa por no saber tenderme
a tu mirada, matiz violeta
del semicírculo bajo el ojo.
No me dejas mirarte, nunca, na-
da, no, no,
pero de mi sangre interminable
surgen los diez dedos voladores,
surge arcilla o la ceguera que oye
el miedo: como una bestia va
hacia ti para morderlo, pájaro
con dientes, vuelo cruzando el ansia.
Picotea el negar y lo daña
hasta amarte.
jueves, agosto 02, 2007
Último poema para GEORGIA O´KEEFFE
Campo de algodón
Más allá de las montañas añiles
ni los trenes ni los soldados,
ni la prohibición,
ni el olor de vivir
alzan su grito
para entrar.
Este campo
es tu planeta.
Esta dimensión inicial
de los arbustos con viento tranquilo
es tu soledad
que, cuidadosamente en llamas, crece
cuando lo ves levantando su brazo
no en saludo
porque es tu brazo levantado;
su manera de caminar
en tus pies y en tu pensamiento,
y en tu certeza de que nada
existe salvo su cintura
al girarse.
Este silencio
que el dolor no alcanza.
Algo de esta belleza quedaría
trenzándose
o de este amor, si hubiera.
lunes, julio 30, 2007
Poemas para GEORGIA O´KEEFFE VI
Lake George
Apenas
rozan el agua los insectos
que vendrían a tu papel
con mínimas gotas
y escribirían que tú puedes
andar sobre la superficie
y sin peso
alcanzarlo.
Alcanzarlo,
cruzar la silenciosa plancha
pulida,
llegar a él,
contarle que en el fondo has visto
a una mujer llamada Nairam
que quería morir
y tenía tu rostro
y el dolor que has vencido.
Lo alcanzarías
y él te respondería: nunca
nos pertenece
la canción de los ahogados
en su triste reflejo.
jueves, julio 26, 2007
Poemas para GEORGIA O´KEEFFE V
La concha
No necesitas
tumbarte en la playa,
que el agua alcance vuestros pies,
que una divinidad balsámica
os favorezca desde el mar.
Te meces
en la espiral blanda,
en la madreperla,
tornasola
para ti.
Hasta dónde
continuará la flecha curva,
te preguntas,
de su amor,
hélice a qué centro
como brazos de una galaxia,
como remolino
molturando tu más poroso
presagio.
Así latiría
la forma del mar,
pequeño bígaro morando
en tu tesoro.
lunes, julio 23, 2007
Poemas para GEORGIA O´KEEFFE IV
Perfectos
contemplas la ventana en luz,
ese cuadrado que resume
su compañía,
libros comunes,
postres con la misma cuchara,
un solo vaso
para el licor de hierbas.
Cuando estás fuera y ves
y sientes un aroma
de seres que se mueven
atraídos por tu latido.
La casa
es otro animal con un ojo
abierto.
Él sabría que tú estás fuera,
conociendo la oscuridad,
hablando a la lechuza,
comprendiendo palabras
de aquello que descifra quien,
alejando el temor, percibe
la escritura nocturna,
conversación nocturna,
las estrellas.
viernes, julio 20, 2007
Poemas para GEORGIA O´KEEFFE III
Desde las llanuras
Adquirir la costumbre
de observar el arco amarillo
del verano,
la tarde sin intromisiones
sobre la tierra roja o cielo,
sentados en el ángulo
fresco con un secreto,
más bien una impresión
porque
quemar la soledad consiste
en lo sencillo que resulta
decirle
de un pensamiento,
tarde de fuego en la llanura,
en ti,
y que él asienta
porque
aquello que expresas coincide
-suele ocurriros-
con su silencio,
los dos incorporados
al regalo del cielo rojo
de la tierra.
Es íntimo,
lo sabes.
martes, julio 17, 2007
Poemas para GEORGIA O´KEEFFE I I
Casa I
No lo verías
sereno en la entrada y callado
pero lo sentirías.
Estás plantando las petunias
- azules.
El mediodía tiene un irse
del dolor;
su leve eternidad, almena
donde eres tan preciosa
con tus gestos, querida.
Luz en tu inclinarte a la tierra.
Estás plantando el terciopelo
sin enigmas.
Luz que no surge desde un bíblico
capricho
sino que burbujea
de ti y anega de esplendor
amoroso la tierra.
Él observaría tu espalda,
tu inclinarte sin miedo,
y no le urgiría un abrazo,
ese terciopelo
confiado.
Si estuvieras allí,
y si él,
y si la casa...
viernes, julio 13, 2007
Poemas para GEORGIA O´KEEFFE I
Titulé esta serie de poemas Bajo el árbol de Georgia O´Keeffe.
Poemas y música para el verano...
El árbol de Lawrence
Porque tu sangre
suba por el tronco animal
y cada estrella
una ciudad a la que viajes
suntuosamente vestida.
Pareces muerta de tristeza,
acostumbrada a lombrices
que oxigenan tu carne.
Se mueven tan altas
hojas y hojas. Quien,
con ojos sin incertidumbres
escucha en la noche silencio
y calma salvajes,
conoce el nombre de esta vida
en las hojas.
No quieres recordar ni hallarte
arenada de llanto.
Entrarás en las ciudades blancas, lejos
de astronomías solitarias.
Tu sangre
casi gozosa explora el tronco
y escribe tu viaje en su pulpa.
lunes, julio 09, 2007
Poemas para Giovanna Garzoni y IV
¿Qué motivo ornamentan
si en la sala la luz
truca su reflejo y posee
el aliento del habitante
fantasmal?
Escuchas los susurros
que un palpitar otorga
al ajetreo de la calle;
tránsitos contumaces
y efímeros
hirviendo de intenciones
y señuelos.
En el cristal descansa
el envés de existir,
materia que la luz apaga,
pulida piedra.
Y atrapas una mota
de polvo
con tu nombre
del haz que alcanza el aire tenso.
Mientras tanto ornamentan
la habitación vacía.
miércoles, julio 04, 2007
Poemas para Giovanna Garzoni III
No, no es el mar ni la palabra
del mar
que murmura sobre la muerte.
Esa muerte te arrulla
desde el frío.
Fragancia del jardín que asusta.
Mira:
cada flor abierta domina,
cita
con su fingida lentitud
pero guarece
una simiente del olvido,
larva que robará los modos
del triunfo.
Muerta cada flor aunque amada.
Y el rumor de la muerte
mece al frío.
sábado, junio 30, 2007
Poemas para Giovanna Garzoni II
Melón en un plato con uva y caracol
Hastío es el perfume dulce
cuando los labios humedecen
tu mejilla,
demasiado saboreada
esa fruta.
El tiempo babea sin pausa
y una gota de vino queda
agujereando la mesa
cuando se vuelve el ansia
pasto de moscas
de soledad,
zumbido.
Cuando, a quien se besa,
carne sin zumo de deseo
o nada.
lunes, junio 25, 2007
Poemas para Giovanna Garzoni I
Flor, mariposa e insecto
Qué pequeña tu casa.
Otras mujeres se interesan
por el nombre de su marido
y de sus hijas
y les dejan
un legado de incuestionables
costumbres
como una existencia o jardín
donde los dioses predilectos
cocinan.
No hables de tu leve farfalla
ni del polvo en los escalones,
ni de las intrusas que rayan
tu espejo, amarillea.
Qué interesa
de un pétalo y otro que caen,
del insecto
atraído por el aroma
de algo que muere
aunque tú sigas viva
y escondida.
jueves, junio 21, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 13
Arundinaria
Cálamos
como tallos que sostienen mis plumas
y me sonrío tanto cuando puedo
transformar mi pesadez en albatros.
Cálamos
alineados que esperan un bosque
donde las criaturas que tuvieron
su templo, su sacrificio y su olvido
me preguntan delgadas de perfil;
les digo que ese bosque será siempre
verdiazulado.
(Un pigmento con el que cubriría
fértil mi blanca soledad gozosa)
Cálamos con nudos,
muy poco chinos, Duino, voladores,
cada uno
con su amor imposible,
cada uno
con una savia tenue
y escondida en la apariencia leñosa
de su cimbreo.
Cuando vaya a morir floreceré,
entre tanto los afilo y a veces
un puntiagudo punto es mi adversario
y tres gotas de mi sangre se vierten
sobre el papel: una que va a tus cejas,
otra por si te pierdo o te equivoco
y, la tercera,
mi corazón que por costumbre suele
dedicarse
al hombre
más verdiazulado.
Cuánto han crecido las niñas que tienen
en sus manos las copas del veneno.
Florecerán.
Luego el viento las llevará sin pánico
y silbará en sus huesos una antigua
promesa.
Cuando vaya a morir floreceré.
En una isla mi raíz aguarda
a emerger de una diosa que sonríe
insensata.
Elegirá las plumas
por que el olvido pueda rescatarme.
Y, Duino,
tú estarás para verlo.
lunes, junio 18, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 12
Saltamontes
La inmediatez
de un instante que mi sonrisa
atrapa es eterna.
Se trata de eludir un dardo
emponzoñado,
ignorar que mañana pueda
apoderarse de mi gesto.
Alguien diría
que la puerilidad me alcanza
con el súbito rayo cálido
de sol,
que me asusto por nada y quiero
que la muerte pase de largo
por la plazuela de la Virgen
de Gracia,
sin embargo,
si permanezco suspendida
sobre una preciosa intención
de la guitarra de Pat Metheny,
me vuelvo invulnerable,
fina en el salto,
temible para las menudas
amapolas de la tristeza.
Soy eterna en este momento,
me río igual que la luthier
canadiense que ha acariciado
la guitarra barítona.
Soy eterna
porque este momento no fue
nombrado nunca...
Y me sostengo de una cuerda,
fugaz centro de sol,
breve motivo.
domingo, junio 17, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 11
En el jardín
Una dama que pasea cuidando
que sus pies no se mojen
y levanta con elegancia
su cabeza por observar
el paso de las aves hacia el Sur.
Lee los signos,
oye a lo lejos el estruendo
de la tormenta como una invasión
que hubiese ido ganando poco
a poco su dominio de calmada
clausura.
Susurra: lloverá muy pronto,
y volverán a agitarse sus labios
con el temblor de una palabra
que no es suya, que ha madurado
donde el agua prefiere
amar el rostro que ella presentía.
Ahora la vemos disimulando
el nerviosismo,
lee las señales en el aire húmedo
y susurra: sé que vendrá.
Camina despacio, nada parece
acecharla
pero su soledad
se prepara para la bienvenida.
miércoles, junio 13, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 10
Glicinas
Es la primera vez que abren sus ojos
a la canción que, cuanto más se entona,
más requiere la garganta vacía
de la vieja canción.
Abren sus ojos, toman la mañana
sin el artificio que la memoria
suele edificar en la comisura
de los párpados.
Más azules que el recuerdo añorado
desde el desierto de los labios tristes
abren sus ojos
a la música que no encuentra indicios
de otra canción en ruinas,
y como si nunca hubiesen existido
-mayo con sus abejas seducidas
por el confitado y garzo latido
de la flor-
una intacta melodía brisea
en la invención del mundo
y una palabra que antes no me dije
me aclara el paladar con el olvido.
Y en este asombro de canción que escucho
un tesoro que nada rememora
abre sus ojos y abre para mí
mi propia floración,
mi única nueva vida.
domingo, junio 10, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 9
Peces
Se asemejan
a la ligereza
del aroma de la vara de incienso,
patinan bajo el agua
y no pesan
y juegan.
Rodearon mi cuerpo
cuando caí al fondo del dolor;
me miraron desnuda, golpeada
por días de lo amargo,
rodearon mi cuerpo con su brillo
y me prestaron
sus escamas.
Les agradezco ahora
que se comieran el libro del miedo,
que me hicieran flotar
mientras mordisqueaban mi cintura
y me despertaran de la atracción
del lodo,
me volvieran el rostro boca arriba
y viese las estrellas como peces
mirándome.
Y no me prometieron
sino el aire,
unas veces acerbo,
otras dorado.
Se acercan a la orilla
livianos, portadores
de un cristal muy grácil y luminoso.
Baño mi mano próxima
a ellos,
a modo de saludo,
y vienen a mis dedos...
- Me recuerdan
jueves, junio 07, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 8
Ensimismarse en la canícula,
dejar que el pensamiento apague
su mecha, y muy quietos los brazos,
muy quieto en esa curvatura
el labio agrietado de ausencia.
Se olfatea lo que traslada
una morada nube, el borde
del planeta rodante sobre
los muertos, los vidrios, los muertos.
Y es un lujo volver la vista
al lento arbusto apaciguado
o a punto de morir.
Un zumbido señala el exquí-
sito sexo del ángel mudo
y vegetal...
Mas el planeta
ha modelado con sus manos
un imperceptible peligro.
Cuando las dos moscas retoman
el terciopelo fucsia, inmóvil,
el salto de una mantis caza
algo tan leve como una sílaba,
y rompe la tormenta y rompe
su estallido
y parpadeo
y llueve.
martes, junio 05, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 7
Procuro probar un bocado
para cerciorarme
que mi corazón agridulce
aún está vivo
y acepta
leves porciones
de vertiginosos momentos
o ser una diosa que elige.
Pero la pulpa que quisiera
verter en mi garganta-jugo
rojo animal, costoso jugo-,
la carne
del corazón que me captura
ignorando su pulso
crece en el pecho escapadizo
de mi alcance
y descubro
que es mi sagrado corazón
en ese ajeno pecho
quien me llama.
Ser diosa no es bastante,
ni la elección,
ni el agasajo ubérrimo
de pequeños amores suaves
entre los dientes con su grano
ardoroso.
Ser diosa no es bastante
sin recobrar
mi corazón
que empuja un rojo desatino
en otras vértebras.
Sin recobrar mi corazón
que gusta
de residir distante
con su robada vida.
domingo, junio 03, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 6
Nuestra conversación adquiere
una consistencia
de secreto sin bisel de humo.
Aunque vestidos con las ropas
acomodadas a expresiones
del desapego
a qué acaecerá,
altos pinos que nos rodean
saben
que oculta en la palabra crece
una lumbre
de querer hablar de otro modo,
del insistir hasta el silencio
incendiado.
Continuemos observando
este detalle del sosiego,
esta bella y elaborada forma
de la herida;
retardemos lo que susurran
las viejas copas de los pinos,
hablemos del estar
a cubierto
aunque, a punto de desbocar
la hoguera,
nada nos parezca importante
salvo el rumor
de las ropas que caigan
calcinadas...
Hablemos de los árboles
para que callen ellos.
jueves, mayo 31, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 5
Para el día siguiente de las vírgenes
de agosto,
como si nada hubiera sucedido
en el desierto, en la brea de asfalto,
mi cálamo dibuja
su lentitud de río antes de lluvias
que recobren el furor de fluir,
y me balanceo en esta posada
vestidura estival;
apenas la intención de un movimiento
me lleva,
una atenuante
caligrafía de agua se sucede
y ni la rana ni el abejaruco
-llamarada turquesa
velocísima-
se molestan
en aquietar su absorto griterío.
Como si nada hubiera sucedido,
como si se durmiera mi barquero
y la muerte callara en la calina,
y tuviera la muerte
una rara pereza
y no moviera
un dedo
y no se estremeciera.
lunes, mayo 28, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 4
No te preguntes por el gesto
que recoja un adivinarse
en el siguiente paladeo
o que el tiempo vaya subiendo
con su sombra.
Ahora escucha al río,
sigue en su refugio calmado,
mueve tus dedos con las plumas
de un ave femenina, clara
en la caricia de la taza,
y bebe sin pensar qué lucha,
qué guerreros desde el futuro
o qué sonidos rasgarían sedas
de la tarde.
Sólo contempla,
mientras te deleitas,
cómo se desliza el atuendo
de los árboles que aman
tu casa,
oye murmurar a los peces
cuánta fugacidad,
oye a tu soledad sentarse
muy cerca
y ofrécele otra taza.
Bebed juntas, calladas,
porque el tiempo no existe.
sábado, mayo 26, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 3
Erguida, aunque frágil,
viene de juncos solitarios
o viene de la ligereza
de su camisa sin recuerdo.
Si se ha curvado en una duna
la ondulación refiere muertes,
¿Y de dónde aparecen luego
oscuros pájaros?
Si en el agua compone músicas
de sinuoso nido,
¿cómo podrás apresarla, cómo
esquivarás su ojo
que reconoce en tu cautela
la juntura para llegar
a tu corazón y morderlo?
Aunque frágil, yergue
su cabeza,
te hace frente.
Cuida
tu blandor.
Es una diosa, no te acerques,
es la hija
de aquel gemido apasionado
del día
y
de la noche.
Cuando no eras ni azar, ni apuesta,
ni guijarro cálido,
ni perfume de otorgador
momento de gozos,
ella conocía tu piel,
porción de aire con tu rosado
signo,
y lo escribía en su retiro
amado sobre tierra amada.
jueves, mayo 24, 2007
Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 2
Frutas e insectos
Cómo asombrar a Man Ray
en el tesón de las avispas
habitadoras de duraznos.
El verano tiene su propia
textura melancólica.
Y resulta imposible
resumir
que la realidad deslumbre
con su áurea piedra.
La adoración de la mañana,
una brisa fácil murmura,
finos saludos en la calle
y el sol,
un equilibrio.
Aunque algo en el fruto amarillo,
partícula en el picoteo
de la avispa; algo leve
y enorme,
un pez volador de esta tierra
adentro, allí, alto y en círculos
acecha.
Se aflechará hacia el pueblo,
hacia la calle saludada,
a la precisión del jardín,
al ápice poroso
del durazno,
al negro ocelo de la avispa,
a tu curiosa boca,
a tu ansiosa pupila.
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