sábado, septiembre 29, 2007

Poemas desde el puente. Sargas, último poema



V

Azul de sarga o bermellón
con sienas.

Como se dispone
Pablo a la soledad
de su brazo ordenando tarros,
su ojo en el perfil de un objeto
cercano a la revelación,

así el día pinta su urdimbre
después de la lluvia:

penetran
los colores hasta el momento
de respirar, hasta la puerta
de par en par del mediodía;

sube la intensidad de tonos
que frecuentan los mirlos; tal
progresión de una gracia en calma
alisa la concha del mundo,
aseda piedras donde estuvo
un hombre.

Vuelve a llover, cualquier recuerdo
es hondo
y pastoso
como el índigo extraño al mar,
como el ocre que se encabalga
hacia La Sisla.

Pablo sabe
qué poco necesita el campo
para erguirse de tumbas, sabe
la diferencia de la niebla,
y al tocar la sarga, al mirar
las nucas de hilo,
crece una respuesta precisa,
ésa aromada del hinojo,
la que sonríe misteriosa
como Pablo Sanguino.


domingo, septiembre 23, 2007

Poemas desde el Puente. Sargas IV





IV

La piel es transparente, piel
de carne cruzada por viento.

Trazo fino porque la piel
de carne carece de lastre,
porque la carne sólo es sombra,
porque el tejido que reviste
la piel trama un cuerpo soñado,
entela,
cubre, da volumen, sostiene.

Cuerpo invisible con sus labios,
con su gesto,
con su quebrantada postura.

Carne de cuerpo para ser
tocada, rescatada desde
su desconocimiento
y capturada para ser
amada.

Transparencia de piel que trae
un deseo.



miércoles, septiembre 19, 2007

Poemas desde el Puente.Sargas III







III

Apesadumbrada extrañeza,
después se remansa en su viejo
secreto de estar al margen,
de estar alejado del triunfo
o del futuro. Hombre callado,
hombre que podría ser una
mujer, un oso de los bosques
agotando la precisión
de las abejas, la mujer
herida, el hombre golpeando
su frente contra los metales.

Sutil, lenta la mano. El dedo
índice quizá marca el tramo
del espanto o quizá mirar
nos deja sin palabras y hay
que meter la uña entre los labios
y arrancar palabras de sangre...

O, tal vez, el hombre pregunta
o es la mujer quien se ha llevado
látigos a la espalda. Calla
la extrañeza.
Callan en la piedra de atrás
los signos. Repiten constancias
del destierro
y callan.

miércoles, septiembre 12, 2007

Poemas desde el puente. Sargas I y II



I

La urdimbre del lienzo devora
cualquier argumento apacible.
En la mañana de verano,
detrás de los rostros, de sedas,
de las columnas de mosquitos,
un viejo dolor se reúne
con las sombras: trama otra vez
sobre la ciudad su tormento,
sobre la ciudad, la tristeza
de historias enquistadas entre
las soldaduras de las piedras.







II

En la lluvia la mano sabe
llevar el olor a humedad
hasta las cajas de huesos,
desechadas cajas de música
donde están plegadas palabras
olvidadizas. Hace tiempo
que no escucho danzar a niñas
envenenando el aire tibio
con su melodía de gestos
de amor. Hace tiempo de toda
la ternura.

La mano mojada, la mano
grande separando a la lluvia
de los augurios, a la lluvia
de por qué ya no me deseas,
por qué me he convertido en invi-
sible.

Esta lluvia de mayo forma
regueritos que cruzan bajo
las despedidas y alcanzan
cimientos con cajas de música,
con huesos verdes de la pena.

Hay niñas fantasmas mojadas
jugando con rótulas. Dan
a los cristales y detienen
el día. Y aplacan el polvo.





jueves, septiembre 06, 2007

Poemas desde el puente. Platos y bandejas de la serie Puente III





III Superficies

¿Qué pájaro habita en la alisada
textura de la melancolía?

El brillo
toma el recuerdo de un vaso blanco
de la infancia, una temperatura
blanca, muy tersa, apenas con nidos
que el pájaro feliz fue dejando.

Contrasta con el brillo del hielo,
con la parte blanca del grabado
(o gris)
del ángel. Durero conocía
el modo de escapar de los niños.

Paso la mano sobre el presente
de la transparencia, y delicados
fantasmas y pastelitos para
las bandejas de la fiesta en junio…

Paso la mano por el instante
que el tiempo respeta aleteando
como un pájaro.

Después caerá el blanco
y se hará añicos.

Le diré a Pablo que guarde arcilla
y cristal
y el agua
y un exquisito tacto

porque
vienen días de pájaros yéndose,
de blancogrises ángeles sin
sueño.
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Nota: En realidad, el tema musical es un duo entre Villalobos y Piazzolla,pero no ha quedado reflejado.

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Jardí­n al mar 1605 Blog de poesí­a y otros textos Ogigia María Antonia Ricas
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