miércoles, junio 13, 2007

Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 10






Glicinas



















Es la primera vez que abren sus ojos
a la canción que, cuanto más se entona,
más requiere la garganta vacía
de la vieja canción.

Abren sus ojos, toman la mañana
sin el artificio que la memoria
suele edificar en la comisura
de los párpados.

Más azules que el recuerdo añorado
desde el desierto de los labios tristes
abren sus ojos
a la música que no encuentra indicios
de otra canción en ruinas,

y como si nunca hubiesen existido
-mayo con sus abejas seducidas
por el confitado y garzo latido
de la flor-
una intacta melodía brisea
en la invención del mundo
y una palabra que antes no me dije
me aclara el paladar con el olvido.

Y en este asombro de canción que escucho
un tesoro que nada rememora
abre sus ojos y abre para mí
mi propia floración,
mi única nueva vida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es maravilloso pensar que cada mañana tenemos la ocasión de florecer de nuevo. Un beso

kuko

Anónimo dijo...

Amanecer florido, Ogigia.

Por cierto, dicen que tu isla es la actual Isla de Perejil. Ulises casi se salió del Mediterráneo.

Saludos

Anónimo dijo...

He pasado a disfrutar
y lo hice.
Me gusta que lo sepa.

Anónimo dijo...

Sí,una voz nueva,un ritmo propio...como una danza capaz de reconocerse a si misma.Tu Poesía lo es.
Un besín,con cierta demora... ajena a mi voluntad

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Jardí­n al mar 1605 Blog de poesí­a y otros textos Ogigia María Antonia Ricas
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