jueves, julio 28, 2005

Homenaje a una bailarina y coreógrafa (1894-1991)


MARTA GRAHAM


Alma en la punta de los pies que inhala el intervalo y tensa el diafragma por donde fluye la aguja helada de la música. Y se calienta, gira, espira, emana la fuerza de lenguas incandescentes que retienen sonidos para los músculos.

Destilas un olor, te atreves a doblegar la magnetita de la lava.

Caes primero a plomo, laxa en la tierra. Has susurrado madre, Primavera Apalache. Luego te contraes, miras en ti, desprendes tus talones, yergues, dilatas, hurtas verticales cercanías a la materia de la música, y transfiguras otro equilibrio, otro ligero paso, otro pájaro, otro plinto de lo liviano.

Una orquídea pesa más en el desfiladero de Ba Zoi, un pañuelo de seda pesa más, y el lastre de una pluma, el tronco de una avispa mineralizan más.

Vuelve a la punta de tus pies, a tu sudor, juega contigo.

Vuelve,
juega,
echappé,
levanta gramo a gramo, poro a poro tu sometido cuerpo. Tu trenza muscular ya es una música.














sábado, julio 23, 2005

Olympia, Manet



DESNUDO DE VICTORINA MEURENT





Arqueaban la ceja
sólo con monosílabos.


Sombreros según Ascot
separaban el mal de la victoria.

Si me preguntas te diré que rojos
purasangres
compitieron
y flotaba en el aire
la excitación.

Una elefanta prevaleció en la lluvia,
magullaba
los zapatos de raso. Fue soberbio
el barro con las heces
del corcel ganador llamado Trueno.

Me canso de envidiarlas
y mi cansancio se asemeja al tacto
de las flores
del echarpe de Oriente.

¿Vienes porque adivine tu futuro?

Serán
presagios en mis muslos como pitia
rodeada de signos.

Que te huela mi gato
y el ramo que trajiste no acicale
séptimas dinastías del hipódromo.

Que te sea intocable
y me prefieras
cuando vea en tus ojos
el simún del deseo que es la concha
de un dios adicto al juego de la muerte.

El brazo de una mártir
derriba escarapelas
y yeguas espantadas relinchando...
les ladea el sombrero
se empaña el maquillaje.

Y me suplicas:
desata el lacito de tu garganta

Y me halagas.
Esconderé el presagio en mi desnudo.

sábado, julio 16, 2005

Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás inscrita...





Soplo la pólvora para teñir
el lomo de rebaños haraganes
que abrevan al vapor de un espejismo.

Comienzo en dejadez,
me inclino hasta las sábanas de seda
de dos infantas que ensayan arrullos,
juegos de nigromancia
cadera con cadera.

Es esa hora en que el sopor oculta
un desafío,
una esponjada sucesión de sables
bajo mis muslos...

Se congregan guerreros al oeste,
se pulen los escudos de morado
bisel.

Te cuesta abrir un párpado, ¿verdad?,
después del bebedizo,
y cuando soplo entre tus cejas nadie
se enfrenta al zapateo formidable,
a la velocidad
de un asalto de peces voladores,
agua que se ama arriba...

Y descruzo las piernas
y consiento,
y el tambor,
y te vuelves felino,
y el relámpago.

Entonces cae el polen, titán hecho
de innumerables ojos,
puños que balancean
cabezas de calor, cabezas tristes.

Y más que lluvia, copas de peligro,
más que el peligro asuste a los rebaños,
es esa hora acuática, braceo,
me impulso con los pies

y te conozco,
y te vuelves perfume,
y el relámpago.

martes, julio 12, 2005

La abadesa

Hildegarda de Bingen (1098-1179)




¿Queda algún vegetal sobre la escarcha
del que puedas medir botánicas celestes?

Se confabula un ángel con el frío
y rueda hasta el acebo,
y salta a tu ventana, se diluye en la piedra,
y vuelve a endurecerse y persigue a las niñas.

Frotas sus nudillos amoratados,
las traes al regazo,
les murmuras que son las damiselas
de la ciudad con altos edificios,
bienaventurada.

Un ángel masculino no ha entendido
la dulce confidencia,
el dorso de tu mano que sostiene
turgente pecho, luego una cintura
estremeciéndose,

y maltrata a las niñas.

Debes flotar
para esas novias excitadas que oyen
la sombra del esposo con su sexo invisible
como pabilo hiriendo cuando goza.

Flotar, subir del hielo.

De rosas extrañísimas despojas
a tal ángel ceñudo.

Llamas a las muchachas, la campana congrega,
les muestras una danza, las despiertas
de sí.


(El programa de bajar fotos está caracterial, no me deja...esta vez, sin imagen)

sábado, julio 09, 2005

María Curie... Cuánta tristeza en el gesto, ¿verdad?




MARÍA SKLODOWSKA



Tus ojos se iluminan con incienso pernicioso.

Una blanda sustancia musical, un tintineo del genio destructor aún sumido en la lámpara que frotas.
Pides los tres deseos vacilante. Yo te imagino rubio el pelo blanco.

Llaman a la tristeza de tu foto la perpleja postura de un atuendo enlutado.

Pierre no exclama feliz: ¡tú eres mi dama!
cuando la primavera parisina desmenuza el desorden en parques de verdín.

Un mensaje:
¿es aquí donde vive quien descifra la arena emponzoñada? Una paloma llega. He ganado, está bien, dices, es tarde.

Yo te imagino rubia con los muertos.

Y ahora que tus huesos -igual que en el cuento de los hermanos Grimm, el de La Luna- rutilan bajo tierra, se retarda la prisa, el tiempo te acompaña y la sangre seca bajo tus uñas adquiere un resplandor de violonchelo.

Eras una nadadora en el humus y nadie supo hablarte del veneno.
(¿No puse ya este poema?)

martes, julio 05, 2005

Ir, Ir



(*Tuset)

Un grupo de viajeros victorianos observa el paisaje desde el Pilgrim´s Rest,
a los pies de la pagoda de Schewedagon, cerca de Rangún.

Palmeral del tapiz de la distancia
con una muselina de sonido
consolador.
Contemplasteis esbeltas
maneras de sentir las estaciones
que recorre una delicada muerte
impetuosa.
Contemplasteis costumbres,
rencores igual que un collar guardado
como la única herencia que distingue
la verticalidad de mariposas
muertas porque lo amaron todo aprisa.

La distancia desdibuja gusanos
o miserables seres cenicientos.

Te ataviabas de blanco casi en ángel
y vosotros declamabais poemas.

domingo, julio 03, 2005

Arriba, arriba



El sherpa Tenzing Norgay,
a las 11:30 de la mañana del día 29 de mayo de 1953.

¿Para qué sirvieron las intenciones
de la envidia?

¿Para qué sirvieron las madrugadas
que intrigaban con las aceras pasos
donde caer y lastimar columnas
vertebrales? ¿Y ese resentimiento,
ese pensar tú te mereces parte
del festín
?

Ya queda atrás, ahora, la aflicción
si el esfuerzo consigue lo inservible:
un verso de la diosa del oxígeno,
briznas de un sacro aliento disponiéndose
a hablar.

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Jardí­n al mar 1605 Blog de poesí­a y otros textos Ogigia María Antonia Ricas
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