viernes, mayo 18, 2007

Fantasmas y cálamos. Fantasmas en la Villa, 8.




VIII


Tal vez un ángel me descubra
y me regale la ignorancia,
el fantasma que fui
entre las rojas rosas
de las piedras.

Que me permita retornar
a mi paseo cándido,
al silencio que ni siquiera
es muerte
sino bella desolación,
una tarde perfecta
y sin peligro.

Pero
me ve de carne advenediza.

Yo podría decirle
que he conocido el miedo
y su trofeo.

3 comentarios:

almena dijo...

Me he quedado prendida de nuevo en esos versos...
"...retornar
a mi paseo cándido,
al silencio que ni siquiera
es muerte
sino bella desolación..."
:)
Besazo!
Feliz finde, querida Ogi.

Anónimo dijo...

,mmmm y musica de Demby, tus versos y la musica si q son un trofeo.ale.

Anónimo dijo...

un beso de sábado lluvioso para mi vertiginosa amiga que solo necesita relajarse un poco leyéndose a sí misma mientras escucha la música que elige. Es imposible no sentirse indolente y apacible entre las palabras que forman los versos y que dejan sin palabras, como si las robaras todas y las colocaras en el sitio al que pertenecen. La mayoría de las veces después de leer los versos no sé decir nada. Y hoy solo vengo a saludarte en la mañana lluviosa del norte

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