martes, marzo 06, 2007

LA MÚSICA DEL FUEGO XIX




Aunque la pintura es de Botticelli, muy posterior a nuestra reina, imaginemos a Leonor, a Alienor,de perfil, atenta, muy atenta, soñando un poema secreto. Escucha una canción de su amigo Bernart. Ella está acostumbrada a adivinar lo que hay detrás de las dulces palabras de los trovadores.

...El penúltimo poema de esta serie...




No encontré Can vei la lauzeta mover pero escuchamos quizá, sólo quizá,algo semejante.




Leonor de Aquitania escucha Can vei la lauzeta mover de Bernart de Ventadorn

La alondra elige el fruto de la zarza para afirmar que nada era regalo salvo su pecho abierto a las espinas. No oyó las prohibiciones de los álamos, avisos de resina hacia su olfato, sangre inminente oculta por las moras como una antigua miel que aguarda un cuerpo.

          Dile a mi amado
          lo que le cuenta el aire
          entre su pelo,
          lo que le cuenta el aire
          cuando se agita
          en las cortinas
          que hay en su alcoba,
          lo que cuenta el aire
          aunque hablen zorros,
          lo que le cuenta el aire
          que yo respiro.



La alondra elige el fruto de la zarza no sólo apeteciendo, enajenándose, pues estaba despierta al vuelo firme de quien escoge herirse mientras deja frutos de tallo terso pero muertos. Y cuanto más se embriaga del morado zumo que se destila en su garganta, más se adentra la alondra, más empuja la rama que le clava su arma dentro.

          Dile a mi amado
          lo que le cuenta el aire
          que se ata al árbol
          que hay en su patio,
          lo que le cuenta el aire
          que está a su espalda,
          lo que le cuenta el aire
          aunque haya un pozo
          sobre su cama,
          lo que le cuenta el aire
          que yo respiro.



La alondra elige el fruto de la zarza porque ya fue elegida por el fuego. Desvela que su vida no es la vida sino el ir desangrándose si vive y, elegida sin celo y capturada, su voluntad decide que se entrega al fuego que la busca y que la abraza a la vez que ella come y que se abraza al fuego que la hiere y la consuma.

          Dile a mi amado
          lo que le cuenta el aire
          de las semillas,
          lo que le cuenta el aire
          aunque hoy le llueva
          bajo los ojos,
          lo que le cuenta el aire
          que besa el beso
          que hay en su boca,
          lo que le cuenta el aire
          que yo respiro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando el Amor Cortés..., Reina de Francia... !qué preciosura! Si pudieramos... al amado... menos mal que está la poesía; la poesía así de bien escrita... Bueno, y esa música ya... Parece que ha pasado un ángel..., digo.-

Anónimo dijo...

De quien no espera nada y no desea nada, una vez más, gracias. A pesar de todo...

G.

almena dijo...

No sé si te he dicho alguna vez lo que disfruto recitando este tu poema.
:)

Besooooooooooooo

yole dijo...

Hermoso jardin donde perderse...despacio.


Saludos nuevos.

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