lunes, abril 09, 2007

El libro de Zaynab. I´Dar Dunnuní. VII y VIII .


        © Delacroix





El vino como sangre de gacela
Calamus




Narraban maqamat*
por ver quien se llevaba con su ingenio
el honor de la sonrisa real.
Se intercambiaban chismes
cual mujeres ociosas del hamman.
Estos eran caballeros, poetas,
disculpando mi estancia por mi origen,
loando a Ra'su-hu por sus palabras.

Una orquesta con hombres
y otra con mujeres
aunaban la flauta y el rabel
y el baile de caballos comenzaba
recordando batallas en oasis.

No cejaba en mirarme,
sabía mi rubor y me extrañeza,
pero en su excelso trono se alejaba...
Entendí que mentir fue su silencio.



*Cuentos improvisados de ingenio e ironía








        © Ricardo Martín


Vuelvo a mi casa, a mi sueño , al jardín;
me despojo del oro y de las perlas
como un árbol delgado del invierno.
Se convierten mis frondas
en un bosque desnudo
sin lenguas que rompan su silencio.
Quiero olvidarme sola
y he de preferir tu olvido al harén,
odiando a las esposas de tu amor,
los juegos salaces de los eunucos.

Vuelvo a mi casa antes de mi destino.
Ya fui tu esposa y todas las demás
que serán halagadas;
fue la dote mi pasión casi niña,
mi palacio, la noche deliciosa
en mi jardín secreto.

Pues eres mi señor
y a ti soy obligada,
corro a mi casa triste, no ha de verme
mirada masculina
antes de oscurecerme en la desdicha.

      3 comentarios:

      almena dijo...

      Feliz Pascua, querida Ogi.
      Vuelvo a la magia de Zaynab
      :)

      Anónimo dijo...

      Sí, magia para saborear con los cinco sentidos. Gracias por el festín.
      Un beso

      Anónimo dijo...

      "Quiero olvidarme sola"...

      No sé, simplemente me ha gustado ese verso.

      Besos.

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