miércoles, abril 25, 2007

Sex. Sen X







A horse with no name
America


Este viejo tema del viejo disco del grupo de Bunnell, Beckley y Peek me es especialmente cercano e íntimo, por ello, y aunque no sea el fondo apropiado para el poema, lo he puesto, sin más. Las razones se vuelven transparentes y casi desaparecen.





El regreso de los compañeros


Cuando llegan las grullas
y anida el petirrojo, más humana, más dócil
con el brezo y el frío,
secando vanidosos antifaces, carmines.

Como una enamorada
que no se detuviera
en las sospechas
y sin miedo,
sinceramente incauta,
revelara al amado su fortaleza débil.

Alegre, alada, atenta
al cambio de noviembre:

fluvial, fecunda, fácil
para ser repoblada por esos compañeros
que saben del amor
mejor que los museos
de relojes...

Te aligeran con plumas que burlan a la escarcha,
te animan con la vuelta
de por qué está la vida
si no se multiplica el ansia que a los fósiles
detesta,
que te hace innumerable
por los brazos.

Cuando llegan las grullas
y anida el petirrojo
y una canción te ocupa
quizá desde el peligro y, sin embargo, grácil
en tus ojos,
alcotanes que acechan, depredadores hábiles
se transforman en cartas
a tu amor,
y buscas anidar
en otros ojos...

Ya es tiempo de perderte
para cruzar el frío hasta la sangre hambrienta,
la sangre que te espera,
tan cálida,
tan dulce.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada vez que regreso a tu palabra me pregunto qué hago yo juntando letras.

Un jardín de sonidos en cada verso. Chapeau.

almena dijo...

Especialmente gozoso leerte en esta mañana de lluvia insistente.
:)

Besos

Anónimo dijo...

Todo el poema es un abrazo, un reencuentro, un espera dichosa y renovadora.

Un beso

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Jardí­n al mar 1605 Blog de poesí­a y otros textos Ogigia María Antonia Ricas
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