En la distancia
I
Vuelvo al pájaro
del amanecer que no sabe
perderse .Despierta y se muestra
con el gesto de un dios, sin bordes
de aflicción.
¿Acaso el pájaro se ocupa
de la distancia,
de la medida en imposibles
hallazgos?
Por si existiera una abertura
en lo imposible, por si fuese
cierto decir que en la distancia
hay tramos.
¿Qué conoce el pájaro sino
ofrecerse al día, y no duda
ofrecerse al día, intentando
que el día
le responda,
insecto, sexo, grano o gota
de la sed?
II
No hay medida en el desapego
del silencio que agota fuentes
de haber dormido cerca
del amor, descuidada,
vuelta niña, vuelta criatura
transparente.
Qué sentido tiene si dices
prudente dimensión, prudente
tramo separando, marcando
que no me llegue el agua
a los tobillos,
si me hubiera sumergido
y las actinias aplaudieran
mirando cómo me ahogaba
dulce
en ti.
No hay medida ni gradación
ni un paso atrás ni guarecerse
ni ser cauta.
O estar contigo bajo el agua
o habitar en la arena
y el silencio.
III
¿Qué sabe el viento del espacio
inaccesible, separadas
lunas, todo lo que una triste
forma de renunciar reúne?
Si detuviera su incursión
en lo que va debilitándose
-algo pudo volar, cambiarse
a fuego-
sería la certeza un monstruo,
hueco devorador, silencio
no de jazmines ni silencio
amoroso.
Si continúa no me deja
pensar. Lo que tendía al vuelo
se golpea contra los riscos,
el delicado papelito
de seda, mira, mi deseo
haciéndose pedazos, yendo
a la suciedad, las pisadas,
donde orinan los perros.
El viento que no quiere nombres
para no girar ni agotarse
eligiendo caricias,
ni descubrir el afectivo
roce que lo apresara,
que lo hallara temblando.
Este viento
inestable buscando no
quedarse, no
desvelarse, no
claudicar.
Que va y viene de ti este viento,
que va,
que sólo va.
IV
Esas criaturas sin cuerpo,
apetecidas, envidiadas,
castigadas a desertar
de su cuerpo,
penadas
sin cuerpo.
Las escucho, me cercan, tengo
su murmullo en mi pelo, un eco,
una velada vibración ,
un ligerísimo chasquido
entre las ramas de la acacia.
Esas criaturas colmando
la sombra, la temperatura
donde vivo.
¿Qué casa es ésta, concurrida
de cuerpos impalpables, huecos
latiendo en el lugar de espesos
manoseos ansiados?
Este espacio cóncavo mío
excavado en lo ausente,
habitado de ausentes.
V
Cada vez más clara y olvidada
me muevo hacia la penumbra, lenta
igual que la manta raya , lenta,
planeando en el cielo del agua
como si no supiera sentir
y perder el nombre en su camino
fuera parte del plancton.
Olvidada en la luz y tan clara
que no sé distinguir un deseo
de una flecha cruzándome sin
detenerse en mí, tan olvidada
que si alguien se volviera a mirarme
vago el gesto le recordaría
una palabra, quién la pronuncia,
una palabra, quién la abandona.
Y olvidada hasta las nimiedades
de la costumbre,
olvidada en un juego, olvidada
en mi apodo tenue cuando dejo
de hablar.
Clara como la luz,
nítida en el olvido.
3 comentarios:
impresionante
Te leía y me encogía poco a poco, ha sido un efecto físico curioso.
Ahora, después de felicitarte, voy a tener que hacer estiramientos.
Un abrazo navideño, poetaza
encogerse quizás no era muy exacto, no.
Por eso te respondí en Desde Babia:
encogerse porque la distancia,el olvido, la ausencia, acortan y difuminan, … por no repetir-multiplitir que tus poemas con-mueven
Poema En la distancia
http://jardinalmar1.blogspot.com/2010/12/fragmentos-en-la-isla-ii.html
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