miércoles, julio 16, 2008

XVI Poemas en Hermes (Revista nº 6)









    Campo de amapolas





    Guardo en dos mil cajitas los anillos, las pócimas, los resentimientos y el azul que me asusta en las miradas.



    Guardo en un prisma blanco todo lo que adivino del recuerdo o de esa indiferencia que los saludos suelen ocultar con aplomo.



    Guardo la invalidez de un corazón cansado de distancias, igual que el poeta querido perdiendo su equipaje en la frontera, aprisa, y es que fuese a morir en otra parte.



    Estoy por escribirme todavía temblando y no me pertenezco aunque decir cuarenta sea decir cincuenta despedidas y gestos de una actriz más bien torpe a pesar de ser rubia.



    ¿Sabes lo que prefiero?



    Escapar de mi casa porque me gusta mucho, dejar allí los hornos de un amor de malicia, dejar allí las cosas más preciosas y cultas como libros, jazmines o como aniversarios de atesorar apenas compañías.



    Y correr por un campo de amapolas.



    Correr, correr en la llanura, abrirme al viento, abrirme los labios cuando cruzo esta roja carrera del deseo de mayo.



    Correr sin dirección. sólo un placer incauto del caballo en mi pecho.Sólo en este alocado modo de la alegría.



    Correr hacia la nada, correr con un asombro de ser, junto a animales muy veloces, un músculo, la sinrazón perfecta.



    No llegar tarde o pronto, casi bailar corriendo.



    Pisar las amapolas -debajo están los muertos-, levantarlas en vilo y levantar la sangre y levantar aquello que nunca se movía.



    Correr, no sentir nada, sentirme los pulmones, las culebras arterias, los últimos galopes de una inocencia impura.



    Aplastar amapolas y teñirme las plantas de los pies con su jugo, desnuda, abandonándome como el viejo poeta que cruzó la frontera o como aquel soldado de cita en Samarcanda.



    Y despues, encapuchar la pluma y cerrar el cuaderno hasta un nuevo pasaje. Tomar aliento, el canon de los días de escuela.



    ¡Cuánto polvo en las cajas, qué quebrados los prismas del recuerdo!



    Y me llevo en los brazos un olor a amapolas que sigue persistente aunque me haya vestido.







3 comentarios:

Algaire dijo...

"Correr hacia la nada, correr con un asombro de ser, junto a animales muy veloces..."
Supongo que este ansia de correr y sentirnos libres es algo que todos necesitamos de vez en cuando, :-) aunque no hay que pisar las amapolas, probrecillas.
Buen fin de semana.

Anónimo dijo...

el azul que me asusta en las miradas..
Guardo la invalidez de un corazón cansado de distancias.
Este es muy personal, muy sentido si muy bueno , un beso,. ale.

Inma BabiaS dijo...

Correr,... corre :)
Los sonetos los he leído deprisa, con un correr muy distinto, ya me conoces.
Feliz verano si no coincidimos -y si sí, también-
BabiaS

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