martes, agosto 09, 2005

¿Quién teme a Alice Liddell?


INSECTOS EN LA CASA DEL ESPEJO



Una señorita,

a la que nombramos con el apelativo poco correcto en la ciudad donde la simetría desdeña el arte de la fuga,

patina semejante a una luciérnaga comiendo de las trufas que laten a medianoche en el bosque de las conmemoraciones,

patina en la porcelana con tres mariposas del té destinadas a morir porque es imposible beber y no naufragar.

Esta señorita

ya no se marea por andar al revés; concertista patina, va de atrás hacia atrás girando el cuerpo, un pirueta vira su cuerpo…es fácil desplazarse al pentagrama no descifrado aún.

La señorita,

que ha olvidado cruzar a nuestro lado, retrocede –repito- al momento en que la hija de un banquero se siente mirada por el Poeta de los Círculos pero se hace la tonta,

toma la pesadumbre del amigo de Virgilio y patina hasta la playa que nos aterroriza, y la tristeza imperecedera de aquel amor imposible le afila las cuchillas, la sitúa en el tablero de ajedrez, y la vemos, una y dos, saltando y, tres, llegando blanca, negra, libélula ligera entre los juncos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Biennn

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Jardí­n al mar 1605 Blog de poesí­a y otros textos Ogigia María Antonia Ricas
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