Five fathoms
Every thing but the girl
Para esa lectura del relato de Azorín, otro olvidado más, cuando Calisto ve pasar las nubes en su jardín desde el solejar , y ve a su niña corretear, seguramente bailando con Every thing but the girl... El día del libro... Sin burbujas, sólo en la distancia verdadera.
Las nubes
Reflejando
la rosada tintura,
el albear.
Tan lento
recorrido,
el cruzar por la noche contemplando las torres,
paraguas margaritas
deshojando
aniversarios tibios, juramentos de agosto.
Ese fondo o contacto con lo que está despierto
desde ayer,
esa imaginación
de animales celestes,
de montañas que flotan siempre sin alpinistas,
reflejando
la tierra paralela, el paisaje dudoso
que conoces.
Calisto reflexiona con la memoria astuta
que oculta el repetirse.
Desde el mismo
balcón miras el blanco, el gris que agrupa un rayo,
el morado bisel de la tormenta, lejos.
Y das la bienvenida
a un frecuentado cielo por el agua, sintiéndola
como un gozo,
cortina de recuerdos que te dejan soñar
con lo improbable.
2 comentarios:
Me uno a las dos celebraciones, la Tierra y los libros. Dos realidades maltrechas por la ambición de los hombre,y sin embargo, creadoras e inspiradoras de tanta belleza.
Un besín y una rosa
Me he fijado de modo especial en tus letras, en ese ramillete de versos. Me gustaron, vaya.
Gracias por la visita, paisana.
Publicar un comentario