- © José Antonio Torres Martino
Tawachi Qudam
Calamus
Otra noche sumando las estrellas
atenta a las pisadas de la calle,
loca avecilla inquieta en la ciega negrura.
A la luz del candil
rimo mis amarguras con las sombras
como si me marchara de la vida.
La tarde se pasó con mi hermanita
moviendo sus ajorcas para hacerme reír,
susurrando los chismes que oyó de 1a cocina.
“Pronto te casarás”, me consolaba,
“y brillarán tus ojos con el kuhl,
dos diamantes pulidos por el mar”.
Ella no comprendía, pensó que mi gemido
era el desasosiego de la fecha.
La razón de mi llanto es una sinrazón,
ya no encuentro aleya que la desdiga.
Llega el alba, se oscurecen mis párpados
y cuando la mañana avente el humo
del candil agotado,
caerá el jardín en una niebla helada,
mi apreciado jardín,
ayer en la alegría del color
y hoy, páramo yermo.
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A la espera del agua
se quemó mi jardín.
Ya no llueve en la tierra
que tú hiciste reír.
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Se ha trastornado oscura esta ciudad.
La de alminares altos y dorados,
la de ruidosos zocos,
mirada atenta de los extranjeros,
fortaleza de luz
en los muros dispersados de Al-Andalus.
Mi madinat querida, Tulaytula*,
que hasta el país del Tigris
llegaron sus anales...
¿Qué cárceles cercaron su arrabal?
¿Qué negro pasadizo,
más oscuro que aljibe,
ha cambiado el color de sus granados,
el verde agradecido en sus colinas?
Antes fui vagabunda que buscaba,
mas ya no existe causa de mi gozo.
Son sombras estas calles,
las cuestas, las mezquitas,
y en la muerta palidez del cielo
vuelan horribles pájaros:
Ni el más diestro brazo de altanería
acertará a abatirlos.
*Toledo
2 comentarios:
Me encanta tu blog, me encanta tu poesia, tu ciudad, tu musica...
es un paseo virtual muy agradable, sorprendente.
Besos...
lluvias, estrellas y risas - me las quedo ;) -
:¬)
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