Touchia-Sana´a Qaim Ua Nisf I
Gregorio Paniagua
El hijo de mi tío, Ibn Arfa Ra´su-hu*,
fue gozosa visita
como la brisa fresca de la tarde.
Mi madre perfumó
las telas del diván
con esencia de las rosas de Jur
y engalanó las sedas a sus pies.
Le ofreció vino dulce,
él sonreía con el gesto astuto
de quien conoce el mundo
y aprecia lo exquisito.
Mis hermanas cantaron
con flautas y el laúd,
mezclando su alegría las sonajas
con las bellas palabras de mi primo.
Escuchamos sus zéjeles
y nos narró la gloria del león dunnuni**
y el goce del sentido en la Qubbat al-Na'im***.
Yo me atreví a mostrarle
mi tímida casida
del amor de Bagdad****.
Ra'su-hu me observó,
halcón que, descubriendo
el miedo en las pupilas de la ardilla,
planea sobre ella en terso vuelo.
“Tus versos llegarán
a la Amable Presencia
y ha de venir el día
que, de tu propia boca,
le cantarás tu música.
Él se habrá complacido,
tocará tu mejilla”.
Me asustó aquel halago
de labios tan versados en la miel.
Mi primo no sabía
que ya tengo señor a quien complazco
con secretas palabras
de mi encendido cuerpo.
*Poeta de la corte del rey Al-Ma'mun **Al-Ma'mun ***Templete con el techo constantemente cubierto de agua donde el rey se refrescaba sin mojarse. Al parecer, situado en la Almunia real. ****Poesía del «amor `udri» que se puso de moda desde la época de la Córdoba omeya.
1 comentario:
Te sigo con tus palabras en estos versos de otro tiempo.
Y mis besos.
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