
(*) Mat Sigüi
PEQUEÑA HISTORIA DE MI MANO
Hace tiempo
la Luna me cabía en una sola mano.
Era grande y espléndida,
una recién casada
con el hombre que besaba sus dedos
y leía
señales positivas en su palma.
No sabía muy bien
mi mano de este mundo;
quizá nieve imprudente
fue abandonar la escuela...
¿De qué modo sostuvo la prohibida
atadura de un beso?
Pero mi mano ardía sin cansarse
aunque los terremotos
cambiasen de lugar
los nombres mágicos de los castillos.
Hace tiempo
de esta historia minúscula
que creía olvidada.
Hace tiempo
que mi mano no acoge
el don de una semilla.
Apenas se sujeta por sí sola
y tiene que ayudarse
de la otra mano triste.
Ay, mano mía, tibia y lastimada,
hace tiempo que el mundo
se volvió muy preciso.
8 comentarios:
Precioso, ¿hace mucho que escribes?, tienes una gran sensibilidad, me encanta venir por aquí.
Un saludo
gracias, leodegundia
Así nos lleva la vida. Primero tomamos la luna, despues es todo un esfuerzo atrapar su reflejo.
Antiguo, pero bello. Seguro que el roce del tiempo llena tus versos de consistencia.
Un beso, Ogi
tus poemas son atemporales, poeta.
Nunca antiguos. Nunca nuevos. Son de siempre y de ahora mismo.
Un besazo
Gracias, blog sin hombre, almenita
...que ningún beso nos ate las manos... Precioso, Ogigia.
Nos gobierna un puñado de relojeros suizos. Precisión implacable y prohibiciones formales. Todo un sinsentido: Sólo morir es ciencia.
Saludos
gracias, boreal, max...gracias a todos
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