Tienen una graciosa falta de peso los tejados. Dioses como los ciclos de la flor de altura.
Quizá una vida es esto: serena pero perdida la mirada.
6 comentarios:
Anónimo
dijo...
Y nada es comparable a la Kumari Ghar, la casa de la diosa viviente, elegida de entre los sakya a los cuatro o cinco años y venerada hasta la pubertad, en que será sustituida por otra.
¿Qué se puede ser después de diosa? Los tejados livianos a veces cubren pesadas cargas.
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Y nada es comparable a la Kumari Ghar, la casa de la diosa viviente, elegida de entre los sakya a los cuatro o cinco años y venerada hasta la pubertad, en que será sustituida por otra.
¿Qué se puede ser después de diosa? Los tejados livianos a veces cubren pesadas cargas.
Saludos
tu pregunta max, tu pregunta...
uy! me han impresionado estos tres últimos versos.
Qué grandes belleza y contenido en tan corto poema, Ogi.
Feliz día, poeta.
besos
¿Por qué será que siempre que se habla de Katmandu se hace referencia a la serenidad?.
Un abrazo
...la serenidad que destila la armonía... así me enseñaron a mí que debe ser la vida... Un abrazo...
Maravilloso leve pensamiento, tan maravilloso que alcanza el alma de quién lo lee.
Saludos
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