
- Composición
En esta ciudad de los ángulos
primero neblinosos.
Vuelvo
mi rostro a la tarde animando
lo poco de verde, primeras
flores de febrero y a quién
pido una tregua, un tramo blanco
y tranquilo.
Para verlos subir despacio:
Él,
con una alegría heredada,
no piensa en muertes.
Ella es una niña cercada
de dolor. Es coqueta y terca.
Para
verlos vivir en la ciudad
luego radiante.
Nadie conoce cómo
convertirse en sus pájaros.
2 comentarios:
No parece haber lugar para los pájaros...
besos!
Como de costumbre, ya que es mi forma,entro de puntillas y en silencio, a leerte y meditar, no creas que al no mostrarme, no este.
Un beso
Antonio
Publicar un comentario