DIME CÓMO VOLAR
Si levantas tus brazos, dilación del aire en los tendones, una plisada gasa te descubre,
si has recogido plumas que el cormorán regala de su torso, con cuidado, en las curvas de tus hombros regeneran la fuerza.
Si yerra la plomada del recuerdo hay un imán muy alto levantándote.
Si equivocas el ángulo, la cicatriz del filo de unas cosas heridas, tersas tu piel como un claro vestido, sumas hélices finas, engranajes de una máquina que fabrican las yeguas ligeras de Altair.
Aunque torpe, no cejas; conoces rotaciones armilares riendo en tu foulard de amazona sin barro y sin obstáculo.
Dices adiós así: el pelo en la corriente que lo peina, las gafas de escapar. Adiós, Adiós, saludas con la mano, y en águila divisas dónde puedes burlar la gravedad.
Nada resiste atento a los finales, nada pesa ni impide.
Altura, altura.
El cielo abajo, arriba, el cielo riza los antiguos reflejos indecisos.
Si ya puedes volar, si nada estorba, dime cómo perderme, Amelia Earhart.
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