
- Composición
En esta ciudad de los ángulos
primero neblinosos.
Vuelvo
mi rostro a la tarde animando
lo poco de verde, primeras
flores de febrero y a quién
pido una tregua, un tramo blanco
y tranquilo.
Para verlos subir despacio:
Él,
con una alegría heredada,
no piensa en muertes.
Ella es una niña cercada
de dolor. Es coqueta y terca.
Para
verlos vivir en la ciudad
luego radiante.
Nadie conoce cómo
convertirse en sus pájaros.