Roza la timidez de los galápagos
puntas de huesos
pulidos en el curso
y la nutria construye un laberinto,
y el barbo, y la culebra...
El río
con el nombre de espada de dos filos
busca el temple del tiempo en las ciudades,
corre hacia las leyendas
de la infidelidad,
de ser un cuerpo acariciante, fértil.
Pero cerca no es día ni es segundo,
viene de las montañas
con sortijas de dioses cuyo pelo
sólo rescatan los tritones para
adornar su casa,
viene
riéndose
porque me debe aún el viejo ciervo
un trago de su boca.
Oro de los guijarros,
limo que no ha paladeado azúcar
de ocasiones perdidas,
de jardines donde fue doloroso
despedirse.
Todavía no es tiempo,
todavía mujer
anfibia, espada
que recorre las puestas de las moscas.
Me quedaré en su orilla
todo lo que respire,
lo que pueda
repetir en libélulas.
Un movimiento
su brazo transparente,
algo que nunca cesa,
3 comentarios:
Fértil, tu jardín
no se deja medir.... faltan medusas en ese rio
Pintura hecha con palabras
Conflicto.
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