sábado, enero 28, 2006

Tercera parte, primer poema



Old gold over white


Este aromar de los jazmines últimos
que emblanquece, ligero, cuando paso
y escucho.

Callados finalizan pero cantan.
Se consuman sin voz pero me cantan.

Y una calmosa muerte que no es muerte
despliega
la partitura donde inventa el oro
flabelos de tostadas clorofilas
y otras hojas minúsculas que nunca
rozaron el ardor ni el infortunio.

Hay una madre persiguiendo al hijo
que ahora corretea desvivido
y adorna su cabello con diademas
de octubre
como un príncipe corso, y no la siente
llorar, y nada siente allí, no tiene
cuerpo.

Una corteza de manso metal noble,
antiguo a la manera de un augurio,
me envuelve, y no se contradice el día
si desdobla
este aroma postrero hasta la calma,
si me vuelve a envolver
y se amolda conmigo hasta la lluvia.



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Que facilidad tienes para relacionar los colores de Rothko con tus poemas. o al menos,haces que parezac facil.
Un beso

Anónimo dijo...

..."y no se contradice el día si desdobla este aroma postrero hasta la calma".Hermoso,como este domingo nevado.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Me gustaría sentir tanto como tú sientes al contemplar un cuadro que aparentemente no dice nada. Supongo que es cuestión de sensibilidad.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Aroma de jazmín que puebla versos. Ocurre con frecuencia.

El esfuerzo creativo que albergan tus palabras supera, al menos esta vez, a los colores.

Besos

almena dijo...

Ogi, Ogi, Ogiii
No sé cómo un blog puede aguantar tanta y tanta belleza dentro de él.
Por cierto... ¿te he dicho alguna vez que eres una POETAZA y que leerte me deja muda, y que eres buena, buena, buenísima? :-)
Un besooooooo

PD: ¿Muy nevado todo?

Anónimo dijo...

Veo el poema

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Jardí­n al mar 1605 Blog de poesí­a y otros textos Ogigia María Antonia Ricas
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