Ciervos en el bosque.
Marc
Inclínate en silencio,
busca
el lugar encinoso
para el latido reposado,
ocúltate de una pregunta,
acompaña al ciervo
del íntimo deseo
aletargado al mediodía.
No abandonas apasionarte,
sólo respiras vegetal.
Calma tu piel,
confúndete con esta umbría
que cae de los árboles luminosos
antes de incendiarse.
Siente a la hierba
bajo tu vientre
como siente el ciervo que el tigre
del tiempo
cruzará sin olerlo.
También es salvaje
la cualidad de quien está
descansando de la impaciencia.
Cuando los árboles levanten
tu cuerpo hasta la luz
será
el instante inicial
de los viejos afectos,
tú serás el tesoro
que rastreaba un animal
muy joven.
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