Ad parnassum
Tendré doscientos años, ellos
serán de piedra.
Tendré doscientos años para
amarlos.
Él sonreirá
con una palabra burlona
y ella distinguirá en los gallos
al pez que baila.
Su policroma piedra dando
casa
brillo
ausencia
de
memoria.
Sólo sangre paternal, sangre
para el alcaén. Algún dios
la bebe.
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