
Va ligero el hombre con su sombra,
insistiendo en el paso,
adiestrando a su sombra.
T
anta luz erguida los confirma, los cose el uno al otro; la sombra, afinado perfil
del misterio, inclinándose a arbustos calientes o con un nombre que se asemeja
al de Andersen;
el hombre, en su cifrada distancia que la luz me acerca y lo distingue de entre todo el color, toda calma presencia del verano.
Es un fugaz
enigma repentino.
Lo sé porque voy tranquila, sin molestarme nada de la luz o el calor escalando desde el agua.
Azarosa y tranquila, tras los pasos del hombre y su sombra,
perseguidora casual sin prisa, admirada por este secreto, envuelta por la luz,
hecha de día.
3 comentarios:
Muy7 hermosa y enorme escultura y una dedicatoria hermosisima.Un besazo¡
incluso pareciera que es lo único realmente fiel con que el hombre cuenta...
besos, guapa!
Me fascina Giacometti, no imaginaba que un poema a sus pies pudiera no quedar achatado, pero no, poeta, le das luz
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