Plegarse
a la luz.
La flexibilidad,
secreto convencido, abre la transparencia:
un vidrio ileso,
la luz verde que cruza, divide sombrasoles,
y aún estando aquí,
iluminado cuerpo
intacto.
Los que ataron las vendas
al majuelo conocen el vino de la Diosa,
bandas púrpura, blancas…
al arce, al tilo, dejan
certezas que conocen el vino de la Diosa,
y en cada movimiento
la transparencia oculta
este secreto, esta ebriedad, esta ciudadela.
No es suficiente estar
aquí.
Se sucede una pérdida, plegarse a la luz verde
Y, si el látigo silba,
cimbrearse siguiendo
su sonido
y que las vendas vuelen sin aflojar el nudo
del enigma
y el vino derramado
sobre un cuerpo,
tan verde...
1 comentario:
soleada poeta, un placer leerte, claro ;)
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