Primer relato
I
Si fuera el final del día,
un delicado acero inciso
como una aguja no apreciada
inoculando su veneno,
el final del día,
o el final de los días,
o sólo el final de tus días
con los míos,
mi piel ya no desistirá;
mira, ha tomado
la suavidad más silenciosa
que regala la última luz,
se ha teñido de ese momento
donde respirar rítmicamente
era la urgencia del delirio
cuando el final del día hallaba
la humedad
en estos labios de difícil
beso,
y cuando el agua de la sombra
fluía salada ahogando
tu boca
y tú sabías
que ahogarte era escapar
de cualquier música.
Mira mi piel,
es la del corazón del vuelo
rubio de mi frente,
no se desnuda de una atmósfera
rosada, tan en calma.
Y si el final del día ha sido
cierto,
es más cierta mi desnudez
con su veneno irremediable…
II
…pero supón que es el comienzo.
Considera que más allá
de esos árboles,
después de su espesura,
sólo queda Saturno
y su melancolía.
Imagina que estamos
innombrados
y que la única vibración
rumoreando
es la caricia de mis plumas
en tus plumas; tú me suavizas
las plumas con el pico
porque así se seducen
pájaros iniciales.
Figúranos sin huesos,
blandas orugas de turquesa
blanda que han nacido del mismo
huevo;
estamos hechos de textura
dúctil…¡cómo nos envolvemos
el uno con el otro!
De pronto hay un instante, ahora
te detecto, son mis antenas,
te miro con mis ojos
incontables, me vuelven loca
los signos de tus alas;
tú desenroscas
tu labio y me penetras,
succionas- no quisiera
saciarte…-
porque así se seducen
las mariposas de otro mundo.
Y suponte
que somos esos árboles,
creadores de niebla
de deseo, gigantes dando
oxígeno a la lluvia,
y llueve clorofila, y donde
la lava se agobiaba
surge el viento del ansia,
y nos mojamos mutuamente,
nos amaramos, nos licuamos.
Suponte en el comienzo…
Más tarde se oyen gritos
de amor de los primates.
1 comentario:
prontito por la mañana de otro día recien estrenado, el placer de leerte, otro café, lluvia al fin y siempre el placer de leerete y disfrutar de tus elecciones.
Un abrazo.
Sara
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