Malvada madrastra
Les robo a las garcetas las camelias
atadas a las ramas del invierno.
Mi espejo tiene dientes, la leona
se afila en el cristal sus cuatro garras.
Los árboles del río son mastines
que se dejan poblar; dormitan, suelen
moverse muy despacio sobre restos
o acercarse a beber tambaleándose.
Hay un sol de muchachas azaradas
que más tarde, en verano, se insolentan
mostrando sus ombligos con argollas
de acero.
Ahora debilitan sus manzanos
gimiendo igual que ovejas escuchándome
aullar,
pero a pesar del miedo al hielo oculto
que les haga un bebé en sus vientres lisos,
que les saje la carne con los gérmenes
del tiempo encizañándose, escapando,
guardan la fortaleza de la piedra
que hierve,
que todo sol contiene sin sentirse
indispuesto.
Acarician los perros de la orilla
del río,
llaman a las garcetas por sus nombres
y se cubren de plumas concedidas
y pescan
como pájaros.
¿Dónde estará la lluvia de aguafría
que les arranque el corazón de un golpe?
¿Dónde, espejito mío, el nadador
carnívoro olfatea a las muchachas
y les come los pies y va subiendo,
las envenena a gritos, les arranca
el corazón de golpe con su beso?
Vals. - Tchaikovsky
7 comentarios:
*El subrayado es mio)Dixit.-
NOTA: no dejas de sorprenderme; y digo más, no dejas que la tormenta -de ideas- te sorprenda...
este es duro ehh, muy muy descriptivo un beso.1dvalvde
Ogi, gracias por tu paso. Un placer leerte.
Lisola.
También sobresaltos, poemas vivos, claro ;)
Es lo que hablábamos antes, Ogi: duro, impactante, sorprendente y no obstante deja traslucir algo muy distinto.
En todo caso, Blancanieves (o la Cenicienta) y su madrastra no son más que dos caras de la misma moneda.
Como casi todo.
Besos, reina.
Visiones de futuros próximos desde el espejo del futuro presente.
Temores recorridos, premoniciones compartidas.
Avisos sin cautelas.
Besos
Polov
Estos poemas escritos hace años... Vigentes aún;tan frescos;tan radiantes y hermosos; tan bien escritos, en una palabra.
Publicar un comentario