jueves, noviembre 01, 2007

En la pizarra un poema VI



Tirina (Bolivia)




Entre un dedo y el otro la esmeralda del país
de los jaguares alados. Pero ante esa sonrisa
me doy por vencida, grito bajito para no
despertar a los huracanes, tiemblo, y la importancia
de estar abrigada, estar querida, estar recordada,
es un trozo de vidrio que el agua ha pulido así,
así, rítmica.

Detrás de ti las caracolas de los viejos dioses,
el fragor de unas piedras talladas en carne viva,
el silbido que las flechas gustan de repetir…
detrás de ti la devastación y sus crucifijos.

El guijarro diminuto canta entre un dedo y otro
pero ante esa sonrisa los jaguares se adormilan
a mi lado.
Y, si les inventas un nombre, que el niño se llame
Merlín.

5 comentarios:

Algaire dijo...

La sonrisa de un niño siempre es motivo de alegría y para tí también inspiración para un poema.
Buen fin de semana.

Anónimo dijo...

Mi querida amiga,
vemos tanto y expresamos tan poco...
Tú eres la excepción.
Siempre maravilloso.
k.

almena dijo...

Qué más puede decirse, ante una "sonrisa que adormila a los jaguares"?

Eres genial, Ogi.
Besos!

Carmen dijo...

Preciosa poesía, ojalá la magia de una sonrisa pudiera anular la devastación y la barbarie.

También es para darse por vencida leyéndote.

:)

Chela dijo...

La sonrisa de esa niña es capaz de obrar milagros: uno de ellos seria el de derretir los corazones duros...

El rostro de esta niña, seria capaz de conseguir en una Asamblea Internacional todos los votos a favor de su causa.

Mis mejores deseos para el futuro de esa niña. ¡ojala que nunca pierda la sonrisa!

Y mil besos para ti Ogigia, que con la belleza de tus palabras y estas imágenes nos haces reflexionar y nos llevas hacia los más buenos y solidarios deseos.

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Jardí­n al mar 1605 Blog de poesí­a y otros textos Ogigia María Antonia Ricas
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