domingo, octubre 21, 2007

En la pizarra un poema IV


Laraty (Bolivia)




Ni el frío que el engaño trama
sobre la sencillez, ni sombras,
ni filos,
ni látigos,
ni el trabajo de sol a sol
sobre los hombros suaves, sobre
la muerte.

En una escuela se desliza
el tiempo sin desasosiego,
puede, incluso, ralentizarse
entre el mediodía del fútbol
y la certeza de una comida
nutritiva. Puede jugar
a no ser tiempo y ni el engaño
del cuño de los opresores,
ni una tela violenta yendo
y viniendo
saben detener las semillas.

Esta mañana nos entrega
la luz,
el secreto que resucita
a los relojes.

5 comentarios:

almena dijo...

A ti te entregó la luz el secreto de la palabra

Besos!

Algaire dijo...

Muchos ni�os reciben esa luz gracias a personas como t� que hacen posible su alimento de cuerpo y alma.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Releo contenta :¬)
gracias poeta, otra vez

Anónimo dijo...

Cuánta esperanza... qué valiosas esas semillas blancas despertando con el rocío de tus palabras.
Un besín

Chela dijo...

Es bueno que ese transcurrir del tiempo en la escuela, evite que los hombros suaves de esos niños trabajen de sol a sol...

Y es bello tu poema, como los anteriores, describiendo esa realidad positiva de personas que aportan su esfuerzo para cambiar el futuro de quienes les rodean.

Un cariños abrazo

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