La concha
No necesitas
tumbarte en la playa,
que el agua alcance vuestros pies,
que una divinidad balsámica
os favorezca desde el mar.
Te meces
en la espiral blanda,
en la madreperla,
tornasola
para ti.
Hasta dónde
continuará la flecha curva,
te preguntas,
de su amor,
hélice a qué centro
como brazos de una galaxia,
como remolino
molturando tu más poroso
presagio.
Así latiría
la forma del mar,
pequeño bígaro morando
en tu tesoro.
2 comentarios:
Creo que conseguí entrar en el territorio que me dejas, gracias.
Espirales, siempre dibujé espirales mintras hablaba distraida, no creo en el azar.
Te leo siempre con placer.
Sara
Sí, un minúsculo universo elíptico, aparentemente inanimado.
Es una delica como lo expresas,como lo haces sentir grandeza...
Un besín
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