lunes, junio 18, 2007

Fantasmas y cálamos. Cálamos chinos 12

















Saltamontes









La inmediatez
de un instante que mi sonrisa
atrapa es eterna.

Se trata de eludir un dardo
emponzoñado,
ignorar que mañana pueda
apoderarse de mi gesto.

Alguien diría
que la puerilidad me alcanza
con el súbito rayo cálido
de sol,
que me asusto por nada y quiero
que la muerte pase de largo
por la plazuela de la Virgen
de Gracia,

sin embargo,
si permanezco suspendida
sobre una preciosa intención
de la guitarra de Pat Metheny,
me vuelvo invulnerable,
fina en el salto,
temible para las menudas
amapolas de la tristeza.

Soy eterna en este momento,
me río igual que la luthier
canadiense que ha acariciado
la guitarra barítona.

Soy eterna
porque este momento no fue
nombrado nunca...

Y me sostengo de una cuerda,
fugaz centro de sol,
breve motivo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No dejo de leerte aunque a veces no escriba. Si que eres eterna en este instante, elegante dama de luz. Besos.

Anónimo dijo...

Pese a la gravedad del instante ,la imagen del saltamontes me ha echo sonreir... tu capacidad para la ingravidez es asombrosa,como una nota sostenida.

Gracias por tus palabras, por tu lectura

Anónimo dijo...

Bonita imagen la del saltamontes al son de la guitarra de Pat.

Besos, Ogi.

Persio dijo...

Muy de "acorde" contigo. Nos encontramos la eternidad en la vibración del sentimiento.

Saludos cordiales y vibrátiles.

Anónimo dijo...

Eres eterna siempre.

kuko

Max dijo...

Me maravilla (dentro de mi cada vez más escasa capacidad de sorpresa) el modo casi mágico en que atrapas el instante en tus versos.

De nuevo, chapeau.

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Jardí­n al mar 1605 Blog de poesí­a y otros textos Ogigia María Antonia Ricas
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