CIRCE
Se fueron los marinos...
Tenían morenas esposas de ojos
penetrantes,
mantos granate
limpios en arcones taraceados
y, en las bodegas,
vino casi perfume,
casi Madagascar en travesía.
Observo el horizonte sin albatros,
tranquilo espejo donde alguna vez
habré de sumergirme
desmemoriada
de las embarcaciones
del deseo.
Y levanto mi mano
no sólo despidiéndome, no sólo
encendiendo los faros, las hogueras,
las estrellas del Norte,
el cromado color del astrolabio.
dejaré qe las brújulas
recobren los imanes del hogar
y ocultaré la altura
de mi isla.
Oh, padre Sol,
qué muerto satisfaces mi garganta
silenciosa...
Penetro
en la amarilla hierba
de la noche,
y preparo
el bebedizo amargo de la noche
y recibo
a las otras visitas de la noche.
8 comentarios:
Mira Ogigia, eres un regalo exquisito. Gracias. Me ha encantado leerlo y releerlo.
Jade
Verás, leer tus poemas es sentirme inerme, no me alcanzan las palabras.Se me quedan dentro como un eco y entonces empiezo a soñar con catedrales...Gracias
Un besín
Esta es otra de las visitas de esta noche.
Es un placer leerte.
Un saludo.
Lisola.
Estupenda la lectura de tu poema para finalizar el domingo, es como un regalo.
Un abrazo
Ogi, eres genial ¡con mayúsculas!
GENIAL de verdad.
Un besazo!
muaksss!
....Interesante fusión...muy subyugante, con olores y sabores que transportan...Un beso Ogigia. Carlos
No pienso en las aguas turbulentas,
cuando miro al fondo al sol,
que se pone entre nubes de tormenta,
sus rayos en perfecto caracol.
No pienso en la madera de la quilla,
ni el viento que me sopla burlón,
llenando de gotas mi mejilla,
tratando de alejarme de ese sol.
Me fijo en la sombra silenciosa,
del astro que deja huella en el mar,
en el reflejo de las olas angulas,
en la sangre de los peces al pescar,
en las vísceras lacias, ampulosas,
de Ardid, la otra reina de Olar.
esos, son asuntos de la luna y de las antiguas madres.
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