CERCANAS
Para Isabel Vera: Domina curatrix animae
Mezclar con la madera la materia
de sangre mineral y sin embargo
viva;
estratos femeninos enterrados
que conservan aún el agua, el viaje.
Y sacar de ese barro las señales
de algo que estaba ahí, que todavía
está:
criaturas reptando, descubriéndose,
indicios de la Diosa despertando.
Cuando emerge su boca, cuando vuelve
la Diosa a convertirse en carne y rueda,
y no deja tranquila la mirada
y no permite el cuero del olvido,
es que hay una mujer
amando a los caballos,
torneando vasijas oferentes
bajo un cielo amarillo que presagia
Visitas desde lejos,
desde aquellos lugares
fenicios y marinos.
Es que hay una mujer
descifrando los rastros en la tierra.
Yo la he visto leerlos con las manos,
excavar hasta herirse,
hasta encontrar el fuego.
Estuvieron las yeguas inquietándose
y regresó en la noche la memoria.
1 comentario:
Ando por aquí, aunque parezca desaparecido, y siempre, siempre, me interesan tus versos. Hermosos, como siempre.
Un saludo.
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