Flores del acantilado
De la policromía al vértigo,
de la tibieza al desabrigo,
de la voluntad al naufragio.
Mientras tanto,
entre el punto de la ceguera
de los niños y una dolida
ceguera de las despedidas,
entre
la benevolencia
de la arena
y el miedo
a la caída,
esta mañana acapara
todos los ángeles
de septiembre.
Cada movimiento genera
un tacto semejante a besos,
y cada cosa está esperando
a ser rescatada
de su inclinación al olvido.
Entre un bálsamo que se extiende
hasta el agua y las flores impo-
sibles del único traslado
esta mañana es vuestra.
Tomaremos un té,
demoraremos la partida.
1 comentario:
… Que el té sea muy largo, en sorbos, que dure,
Unas bellas palabras para ésta mañana con añoranzas ya del otoño,
Aun recuerdo el sabor del ocre
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