
MELANCOLÍA DEL GUERRERO
La terracota es la misma textura que la fidelidad o la muralla de Shi - Huang - Ti.
Durmió de pie enterrado junto a un cuerpo.
Sostenía las riendas del caballo quieto en la mansedumbre de la espera para por fin amarse en la batalla.
Venablos centinelas en los ojos, célula de un ejército expectante, la corpulencia sin agotamiento, precede a un amo, atento a un amo en sombra.
En las tierras de Xi'an del jade augusto las alas de los pájaros azotan su rostro acostumbrado a las raíces.
Ha vuelto de un idioma funerario, de la edad en que aquellos sostenían cien años a su espalda y eran jóvenes.
Ha vuelto a la contienda desde el fondo.
Vuela su pensamiento en los fantasmas.
Una remota causa, otras fronteras, otra provincia ahora lo ha exhumado.
¿Qué fue del adversario que alentaba las vidas enemigas de su escudo? ¿Qué tártaros jinetes se le enfrentan con un grito de guerra entre sus dientes?
Perplejo como tú, contempla inmóvil.
No entiende los sonidos; es tu dedo que acaricia su labio, le regala un resto belicoso al mediodía.
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