- Fotografía de Jesús García
Podría llamarse Ogigia, el territorio del tiempo suspendido, la isla de una advertencia demorándose. O el paraje donde la historia se repitió demasiadas veces en la violencia, en el ahogo del incienso, en la mordaza de los fusiles. Podría llamarse Ogigia porque en esta ciudad todo transita con la lentitud de su propio río y tener un amor, por ejemplo, es saber que puedes encender la vela propiciatoria del hechizo y su perfume cruzará ese río hasta llegar donde el amante respira, o porque sólo en uno de los claustros de esta ciudad hay un mono labrado en su gótico de deseo que provoca al santo de la paciencia. La belleza consigue diluir su mediocridad, la luz del mediodía de julio calcina cualquier imperfección y su hostilidad se vuelve demasiado dorada como para temerla. Así me nombra y me vuelve orgullosa: conozco su idioma y sé su nombre.
Requiem For A Dream - - Lux Aeterna
3 comentarios:
Que preciosidad.
Un beso
Nada puede contigo. Todo lo sublimas... pareciéndonos real. Dixit.-
;) me sumo a los dos comentarios anteriores, poeta
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