- Nos movimos como dos pájaros en llamas*
Eres la diadema que despeja mi frente
para que me recorra tu mano la cara
pues no se conforma tu pupila afilándose
y te encegueces a propósito,
tan ávido
que me asusta el sexo dormido del naranjo
ahí, en la tierra baja, y que despierte hambriento.
Ya me avisaba Francisco que había
manos con ojos y con colmillos que inflaman
lo que prefieren: lo desesperan, lo dejan
sin alas de tórtola ingenua, pensativa.
Eres una mano larguísima que alisa
mi pelo,
una mano
que mete sin temor su mano en las hogueras
y de diademas humeantes entusiasma
al carboncillo triste y fin de mi hermosura.
Ahora yo seré revelada.
Nos verán desde lejos arder como faros
y llamaremos viento a este altivo peligro.
* Verso de un poema de A. Sexton. Y su retrato.
Luce Dei Miei Occhi - Ludovico Einaudi
2 comentarios:
mmm sí, en cualquier momento puede comenzar el fuego...
Vuelos ardientes hoy. Y de una belleza de la que sólo tú, Poeta, eres capaz.
Un besazo
¡ A volar! ;)
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