Concierto para violín en sol menor. Op 8. nº 8 Rv 332
Allegro
Después de tanto tiempo desde entonces, Alicia, nuestra Alicia ya ha crecido.
¿Has visto su desprecio por los príncipes, su risa al recordarte las sirenas que aquella tarde oían los maestros?
Aún tensa los hilos esta niña, cruza aún el jardín de los engaños; en el azar, la calle y la mañana todavía se encuentra con nosotros.
Su largo pelo tenniel, su vestido, su estatura frutal y su perfume pasan por el rabillo de mis ojos y siempre lleva guindas aunque nieve en las islas que conservan lo que ignoro de ti.
Largo
Tú me miraste bíblico y marino. La historia del romero preparaba la eternidad con briznas calurosas. Las arenas por donde naufragábamos eran papeles blandos recogidos del espacio inicial hasta tu boca antes de ser Alicia quien viniera con un guarnieri oculto en sus preguntas.
Jugaba al voy y vengo de mensajes cifrados: qué lugares floreciste sin mí, cuántas sirenas estrenaron su voz sobre tu voz y no la oía, y yo te contestaba que nunca tuve un nombre navegante, que una canción hambrienta me auguraba su silencio volcán, reconocerte.
Allegro
Alicia, satisfecha de la médula que derramamos lentos esa tarde desoyendo a la liebre amaestrada, manchándole al romero su indolencia de eterno mineral de los veranos, crece perversa, acorta la medida del bien y el mal, de un paso atrás y el paso que saltan las sirenas: lo sereno, lo muerto, lo constante, lo correcto, lo bobo en su tibieza, las excusas que apartan la locura.
Alicia ya mayor, ya sabedora de velas consumidas en las camas, ha probado el azúcar que encadena y sin embargo vuelve con agujas dulcísimas.
Esta niña conseguirá perdernos, acabar de perdernos en nosotros.
Allegro
Después de tanto tiempo desde entonces, Alicia, nuestra Alicia ya ha crecido.
¿Has visto su desprecio por los príncipes, su risa al recordarte las sirenas que aquella tarde oían los maestros?
Aún tensa los hilos esta niña, cruza aún el jardín de los engaños; en el azar, la calle y la mañana todavía se encuentra con nosotros.
Su largo pelo tenniel, su vestido, su estatura frutal y su perfume pasan por el rabillo de mis ojos y siempre lleva guindas aunque nieve en las islas que conservan lo que ignoro de ti.
Largo
Tú me miraste bíblico y marino. La historia del romero preparaba la eternidad con briznas calurosas. Las arenas por donde naufragábamos eran papeles blandos recogidos del espacio inicial hasta tu boca antes de ser Alicia quien viniera con un guarnieri oculto en sus preguntas.
Jugaba al voy y vengo de mensajes cifrados: qué lugares floreciste sin mí, cuántas sirenas estrenaron su voz sobre tu voz y no la oía, y yo te contestaba que nunca tuve un nombre navegante, que una canción hambrienta me auguraba su silencio volcán, reconocerte.
Allegro
Alicia, satisfecha de la médula que derramamos lentos esa tarde desoyendo a la liebre amaestrada, manchándole al romero su indolencia de eterno mineral de los veranos, crece perversa, acorta la medida del bien y el mal, de un paso atrás y el paso que saltan las sirenas: lo sereno, lo muerto, lo constante, lo correcto, lo bobo en su tibieza, las excusas que apartan la locura.
Alicia ya mayor, ya sabedora de velas consumidas en las camas, ha probado el azúcar que encadena y sin embargo vuelve con agujas dulcísimas.
Esta niña conseguirá perdernos, acabar de perdernos en nosotros.
Allegro del concierto para violín. Vivaldi, claro
5 comentarios:
conseguira perdernos a todos.. el jardin de los engaños.oleee.scroiden
Aquí no hay lobos ni encantadores... Alicias, Ariadnas.... Todas las Penélopes están en ti; salvajes y magestuosas, como tu intución para la escritura. Dixit.-
Feliz mañana de nieve, querida Ogi.
Un beso
Ese Allegro de Vivaldi me acompañará satisfecha.
el resto de la tardeoscura.
Si escribes bien, eliges la música mejor( casi imposible), ¿y la pintura?
Me haces sentirme tan yo!!!
Un beso de Sara.
Un lujo perderse aquí ;)
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