Concierto para oboe, cuerdas y bajo comtinuo en re menor, Op 9. Rv 454
Allegro
Parezco desarmada, inofensiva, bandera verde y las gaviotas,y el satélite diosa calmando su reflejo en el agua.
Mañana perdonada por los asesinos, mañana que inventa calideces, la muchacha azul reciente, el atleta madrugador que avanza, se tiene, se enamora de la brisa.
Todavía no juegan tumbonas con cuerpos a tenderse vencidos, aún las sombrillas son modestia y el algodón de las toallas impacienta un color en corredores ventilados.
Yo, que era de tierra adentro, que era solano de resecos lagartos, paisaje de perdiz, cereal rogando el tambor al aguacero; yo, algunos árboles maldecidos,
fortaleza en ruinas, población marchada,
subo de ti despacio medusas, subo salivillas a la arena: una caricia que se dispone para explorar las pieles, la sal sobre los hombros, en las pestañas de niñas.
Largo
Me repliego, me llevo porciones del soñador, del que se ha dejado lamer y recuerda parentescos con amebas antiguas y seres que culebrearon muy curiosos orillas;
me repliego a tu pulmón profundo y me llamo delicada actinia moradora de argonautas que duermen las rutas del vino, de esposas hechiceras, mediterráneas criaturas, calladas cajas de resonancia en ti:
allí nos llegan príncipes del odio convertidos en algas vibrantes, venganzas con forma de monedas, poetisas vestidas de lágrima...
en nuestro abrazo, la biblioteca de Alejandría meciéndose, conservando sabias escrituras de un ansia insaciable.
Allegro
Penetrándome desencarcelas pájaros de galerna, elefantes atormentados contra los vientos de un velero pretencioso.
Escucho a cada una de mis células decirte que sí, que es el momento de ser un castillo ni siquiera soñado por castos guerreros, de ser peligrosa, revelarme, gritar.
Avanzo vertical, adelanto a la tormenta y bailo la danza que conocen las brujas de los acantilados, bailo la música de una luna buscando a su amante entre multitudes que multiplican sacrificios,
y ya es imposible, ya no puedo volver atrás, ser virgen, ser dulce, ser una bordadora adiestrada en el arte de olvidarte, de oír cómo te marchas.
Allegro
Parezco desarmada, inofensiva, bandera verde y las gaviotas,y el satélite diosa calmando su reflejo en el agua.
Mañana perdonada por los asesinos, mañana que inventa calideces, la muchacha azul reciente, el atleta madrugador que avanza, se tiene, se enamora de la brisa.
Todavía no juegan tumbonas con cuerpos a tenderse vencidos, aún las sombrillas son modestia y el algodón de las toallas impacienta un color en corredores ventilados.
Yo, que era de tierra adentro, que era solano de resecos lagartos, paisaje de perdiz, cereal rogando el tambor al aguacero; yo, algunos árboles maldecidos,
fortaleza en ruinas, población marchada,
subo de ti despacio medusas, subo salivillas a la arena: una caricia que se dispone para explorar las pieles, la sal sobre los hombros, en las pestañas de niñas.
Largo
Me repliego, me llevo porciones del soñador, del que se ha dejado lamer y recuerda parentescos con amebas antiguas y seres que culebrearon muy curiosos orillas;
me repliego a tu pulmón profundo y me llamo delicada actinia moradora de argonautas que duermen las rutas del vino, de esposas hechiceras, mediterráneas criaturas, calladas cajas de resonancia en ti:
allí nos llegan príncipes del odio convertidos en algas vibrantes, venganzas con forma de monedas, poetisas vestidas de lágrima...
en nuestro abrazo, la biblioteca de Alejandría meciéndose, conservando sabias escrituras de un ansia insaciable.
Allegro
Penetrándome desencarcelas pájaros de galerna, elefantes atormentados contra los vientos de un velero pretencioso.
Escucho a cada una de mis células decirte que sí, que es el momento de ser un castillo ni siquiera soñado por castos guerreros, de ser peligrosa, revelarme, gritar.
Avanzo vertical, adelanto a la tormenta y bailo la danza que conocen las brujas de los acantilados, bailo la música de una luna buscando a su amante entre multitudes que multiplican sacrificios,
y ya es imposible, ya no puedo volver atrás, ser virgen, ser dulce, ser una bordadora adiestrada en el arte de olvidarte, de oír cómo te marchas.
3 comentarios:
Las palabras sustituyen a las notas utilizando los distintos movimientos como en un concierto.
Buen fin de semana.
Feliz domingo "allegro ma non troppo", querida Ogi.
Besos
Me encantó este poema. Su frescura, su largo aliento te contagia.
Un saludo.
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