viernes, septiembre 05, 2008

XXV Poemas en Hermes (Revista nº 9)


BALDUNG GRIEN




    Az-Zahr

    Leo mi porvenir en las constelaciones
    aunque azulea el cielo
    y se borra el dibujo
    que deseaba el mago babilónico.

    Fue el temor:
      ciego el ojo que observa mi provecho,
      ciegos la rueda, el dado y el destino.


    Acaso habrá quien piensa que un corazón se parte
    y entonces se estremece la ciudad solidaria.
    Habrá quien tranquilice
    su terror porque piensa que todo se encadena
    y en todo una razón sosiega el vértigo
    que aloca las preguntas.

    Pero nada responde,
    el descanso de un astro no me salva ni calma
    mi sospecha.

    Puede venir el día de este lado
    y llegar a la noche con las pestañas rojas
    del asombro.
    Puede venir el viento y llevarse cruelmente
    mis telas más preciadas.

    Ojalá me atreviera
    a no esperar un brillo más largo que un instante,
    a no escribir soñando que me quiere
    la sibila de Delfos
    y a leer la estrellas con la mirada fría,
    desencantada, insomne, sonriendo,
    atea, indiferente, con la mirada fría
    como un moderno astrónomo.

7 comentarios:

Chela dijo...

¡Que belleza de poemas y que gusto leerlo bajo la contemplación de ese precioso y delicado cuadro renacentista del estupendo Grien!
Tu estética es impecable.

Y cierto es que, a veces, ni la razón "sosiega el vértigo que aloca las preguntas"... A veces no hay respuesta capaz de acallar la inquietud. Hay ratos de sombras, pero luego hay también ratos de luz.¡afortunadamente!

Es un placer leer tus páginas.

Algaire dijo...

Quizás no hay que esperar demasiado del porvenir y limitarse a ir viviendo con lo que la vida nos depare en cada momento.
Un abrazo

Inma BabiaS dijo...

...la mirada del astrónomo, también la quisiera yo - y sin tener tampoco la de poeta como tú, que no la tengo-
BabiaS

Anónimo dijo...

Esta pintura es tan moderna como tu!!!!!!!!! Tan atemporal a la vez...bueno, la dama es más atemperada. Dixit.-

Anónimo dijo...

Pero nada responde,
el descanso de un astro no me salva ni calma
mi sospecha.

¿No son,quizá, la oscuridad y el silencio respuestas de infinitos matices, de contrapuestas posibilidades?
¿Cómo el anhelo la neblina precisa para la indefinición del
presente?

Cristina García Desplat dijo...

Muchas veces me dejas pensando "este poema es uno de los mejores". Siempre me sorprende la precisión y la belleza de tus palabras describiendo punzadas de realidades y emociones.

Un placer leerte, como siempre.

Anónimo dijo...

Delicadas y de gran belleza son tus telas. Un gusto volver a disfrutar de sus texturas de nuevo
Un besín

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