- Zorah en la terraza
Si habláramos de sumisión
los peces dorados, absortos
en su planeta de cristal,
volarían
de puro metal si la luz
los incitara a la conjura.
A la sombra de un sol que aloca
hasta la muerte siento
una breve separación,
como descanso en la miseria
o replegarse el hambre.
Y en ese rincón,
que de tanto trasluz
casi es remanso,
la dignidad de lo pequeño
-tú, mirándome reposada,
tú, surgida de los umbrales
del agua- no pierde ni un ápice
de su oro.
Ahí quiero quedarme
incluso muda.
5 comentarios:
Y muda yo leyéndote, querida Ogi.
Porque escribes tan bello que... ¡qué decir!???
Que tengas un domingo feliz.
Besos
Precioso, como dice Almena, para enmudecer...
Un besín
Tu poema es el remanso donde la dignidad de lo pequeño no pierde ni un ápice de su oro. Un poema precioso. Alimenta el alma.
muda, no, poeta, que no puedes - y es una suerte- ;)
BabiaS
Todo en el detalle es luz de primeros auxilios. A veces, hay un todo nombrable, se le conoce por esos pequeños destellos del sol o también por el aburrido halo blanco que rodea todo lo que resulta maravilloso. Todo puede estar en un instante, ya es difícil verlo, ni te cuento pintarlo, locura casi para quien quiere ponerlo en palabras.
Un beso, Ogi.
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