domingo, diciembre 02, 2007
En la pizarra un poema X
Totonicapán. GUATEMALA
Dulce fruto, pequeños mordisquitos que daría
a la joya de la pulpa recogiendo estaciones,
orillas con libélulas del tamaño de un beso.
Concentrarse
consiste en ir comiendo muy despacio
no sólo de carne nutritiva, no sólo zumo
luminoso. Seriamente sumirse en la delicia,
mirar a los caimanes que pasan de largo, oír
a los muertos
cantar las viejas canciones de guerra.
Paladear con lentitud y ser la envidia ácida
de los limones de nombre perdido y los tomates
con sus semillas a punto de revelar estrellas.
Dulce fruto, sajo de lunabella sonrosada.
La seriedad
consiste en no me observes más y sigue
tu camino
buscando lo que aún queda del rastro de tu amor.
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6 comentarios:
Qué miradita.
Qué preciosidad niña y poema.
Besos, querida Ogi.
Esta mañana me has sumido en la delicia de leerte, paladeando cada una de tus palabras con lentitud.
La criatura de Totonicapán, GUATEMALA es un canto a la vida.
Ogi, te quiero, regalas belleza y optimismo.
Sara
Sara
Nosotros también damos mordisquitos a tus poemas para ir saboreándolos poco a poco y este es una delicia.
Entrañable la foto.
.. me trajo muchos recuerdos.. :)
pude sentir los colores.. olores y sensaciones.. acompañados de los saboers de Guate...
Mu padre...
La niña, preciosa, es tambíén un "dulce fruto, sajo de lunabella sonrosada"...
Le deseo que madure rodeada de paz y de amor. ¡Inspira ternura!
Para ti un abrazo muy cariñoso.
La escuela de mi pueblo era pequeña. Apenas doce críos estábamos, cada uno de un curso diferente, todos en la misma clase.
Antes del recreo de las doce de la mañana, cada uno rumiaba en su pupitre la lección, en voz baja para no interrumpir las lecciones de los demás.
Tras el recreo, era el único momento del día en que estábamos todos juntos, atentos, a la pizarra. Era el momento del poema. La maestra escribía unos versos y todos debíamos leerlos y comentarlos.
Aquellos ratos de poesía eran lo mejor de las clases. Tu sección me lo ha recordado. Gracias.
Casiopea
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