Galiana es la princesa de los cuentos...toledanos.
Hay un lugar maravilloso, cerca del río Tajo, mirando a la ciudad, que se llama Palacio de Galiana, o Almunia Real, o Jardín del Rey. Es una diminuta Alhambra. Se sabe que si Galiana hubiera existido nunca habría podido visitar esta mezcla de jardín y huerta deliciosa porque vivió antes que Al-Mamun, el de la saga de los Banu-dil-num, los taifas toledanos bereberes y levantiscos, Al- Manum, el amor prohibido de Zaynab, antes de las capitulaciones con Alfonso VI.
Galiana leía en las estrellas; amó al mercenario Carlomagno cuando aún no estaba en su ser coronarse rey de los cristianos europeos y, gracias a ella, este hombre consiguió la espada, la mítica espada Durendal....ésa de Roldán y Roncesvalles, mucho tiempo después... la música, como siempre, en la columna de la izquierda.
En la Almunia Real, la Princesa Adivina
Ella conoce jazmineros
en la Huerta del Rey,
el kamanjeh de agosto, el pájaro
que bebe de la alberca.
Es un amor sin primer día
como un baño de sombra.
Ella conoce jazmineros
melodiosos
con sus túnicas al poniente,
con los jilgueros de morado
pico por un festín de fresas,
y acaba su poema;
¿quién rema hacia la orilla
del río y apresa un perfume?
Ella lo ve,
se siente bien entre fantasmas,
recompone el ritmo, el paso
de la tarde
y las mujeres que azulean
a su lado
oyen.
Quisiera que su amado...
y según las estrellas trazan
signos, venablos hasta el agua,
leerle su futuro,
repetirle.
Las estrellas de olor, del río,
taqsim de soledad.
Es un amor sin primer día
como un baño de sombra.
2 comentarios:
¡La princesa de Toledo eres tú!.
Un beso.
kuko
Este poema me fascina.
Casi podría recitarlo de memoria.
ah!
y pienso como kuko
:)
Un beso, princesa!
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