
© Ricardo Martín
Cuando la sombra es luz y el oro deslumbra a las hormigas
y lo más valioso reside en virutas de esplendor,
y hay una divinidad que envidia a las hormigas ciegas,
y sale como si mostrara a Sémele su verdad,
inflingiendo con su belleza la herida del deseo.
Cuando la sombra es luz y el oro aniquila con su gracia,
y esa gracia habita en los ojos hasta hacerlos de sal…
Y es que ya nos abandonamos, somos de un incendiado
designio,
somos aire de pira, ardiente corazón que se inclina
a otro corazón…
Entonces
una inminencia de lluvia
mágicamente se aproxima.
Tan sólo es eso: el agua…
y nuestro corazón…
y las hormigas.
9 comentarios:
Esta Poesía tuya que sólo podemos degustar con "cuenta-gotas", que se hace esperar, que hace larga la espera, pero que cuando al fin llega, es "oro que aniquila con su gracia".
Besos muchos, querida
"Cuando la sombra es luz" creo que esta frase describe a la perfección la fotografía, muy bueno e poema.
Un abrazo
Quedo con ganas de descubrir la que hace "veintitrés".
Un placer, la visita
Saludos
Has creado un deseo, una memoria, un pétalo rojo que se abraza a nuestro deseo a nuestra memoria.
Una sombra de luz en el agua, en nuestro corazón de hormigas.
Hay música y mágia en el aire que nos dejas.
Un abrazo.
Lisola.
Bellísimas las letras que nos regalas, y la imagen Ogigia.. felicitaciones por escribir algo tan hermoso
muy interesante este poema, ogigia. En cierto momento, me ha evocado la imagen de Júpiter intentando poseer a Dánae en forma de lluvia. Saludos cordiales.
Somos todo y nada, en realidad, el principio y el fin de una soledad más entre el resto.
Muy bonito.
Un abrazo.
Cuando la oscuridad nos deshabita y nos parece hermosa esta nada desnuda...
Cuándo...
Gracias, Ogigia.
Un saludo.
Es un precioso poema.
Saludos.
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